Decía recientemente José Luís
González Vicente, que en el Ejército es norma eso de que no se aplaude o no se
dan las gracias por nada. Pero al repasar y volver a leer sus sentidas palabras
despidiéndose como moderador del foro de Veteranos de Ifni de Aivepa, no tengo por menos
que recordaros que escuchando hace algún tiempo una grabación de una emisión
radiofónica por él protagonizada, se me ocurrió reescribirla para poderla
ofrecer en este blog, en algún momento crucial. Y el momento crucial creo que ha llegado.
Mi saludo, compañero.
La Emisora de Radio empezaba así la
retransmisión:
-Con esta emisión radiofónica
sólo se pretende volver a relatar una historia muy interesante donde el
protagonista es un superviviente de la guerra de Sidi-Ifni, de una guerra
olvidada, una guerra oculta.
Nuestro protagonista es José
Luís González Vicente.
-Las calamidades que pasaron
estos jóvenes paracaidistas y sobre todo las pérdidas humanas que hubo en la
guerra de Sidi-Ifni, se desprende de lo que nos ha contado José Luís que sobran
las palabras, porque una mínima apreciación sobre lo que es una guerra, nos
deja siempre una señal indeleble a lo largo de toda una vida.
-La guerra es miedo y el
equivalente de valentía, y para entenderlo nada es mejor que leer lo escrito
por José Luís. Nunca como ahora, que oímos hablar constantemente de la memoria
histórica, se va a comprobar que en los rincones de la historia de este país
quedan muchos lugares inexplorados y sobre todo olvidados porque alguien se ha
ocupado de que así sea. José Luís va a relatarnos cosas de una guerra de la que
ahora se cumplen 50 años y que probablemente, ni le suene a muchos españoles.
La guerra de Sidi-Ifni fue real y cruenta porque se llevó, por delante, a 700
personas, entre muertos, heridos y desaparecidos. Ellos no han formado parte de
esa ley de memoria histórica y el sacrificio por cierto, sirvió de muy poco,
porque España abandonó Tarfalla (Ifni) en 1958, Sidi-Ifni en 1969 y el Sahara
en 1975. Con este relato que nos hace un superviviente de esta guerra olvidada
solo podemos intentar hacerles justicia, dentro de nuestras posibilidades y que
para el daño causado, son muy escasas. José Luís González, como comprobarán a
lo largo de su narración, tiene vivos todos los recuerdos y solo pretende que
se sepa lo ocurrido.
José Luís:
- “Nosotros, el primer golpe moral que recibimos con
respecto a la guerra de Sidi-Ifni fue la salida, la salida hacia África.
Ocurrió que la noche del 27 de noviembre de 1957, tocaron generala en el
acuartelamiento de Alcalá de Henares. Y de repente, sin comerlo ni beberlo, sin
explicaciones de ninguna clase, sin preparación ninguna, nos metieron en unos
camiones con los toldos bajados, nos dijeron que guardáramos silencio y fuimos
camino Getafe. Una vez en Getafe, nos esperaban con los motores en marcha una
serie de aviones que les llamaban “los Douglas”. Montamos en ellos, y cuando
estábamos en vuelo, a un cabo 1º, que era muy veterano, no se le ocurrió otra
cosa que decirnos: muchachos, yo creo que mañana sobre las 11.30 h. habremos
entrado en combate. No recibimos formación alguna, porque tampoco hubo tiempo;
nosotros acabábamos de terminar el curso de paracaidista en Alcantarilla
(Murcia), y estábamos preparando para celebrar las fiestas de la próxima
patrona del 8 de diciembre, la Purísima Concepción. En aquel tiempo, cuando
terminásemos los festejos de la Purísima Concepción, nos iban a dar un mes de
permiso; íbamos a ir a nuestras casas todos vestidos de bonito, con unos
uniformes estupendos que había entonces. Y con la ilusión de que pronto nos
íbamos a ir a casa, de repente cambió todo, y nos vimos metidos en los aviones.
Así que no solamente no pudimos hacer la preparación militar, sino que tampoco
nos dio tiempo para ello. Recién terminado el curso, de Alcalá al avión, del
avión a Sidi-Ifni y de Sidi-Ifni al combate”.
Emisora de Radio: Si no fuera porque era trágico, daría
risa como la guerra de Gila, que estuvo en Ifni con Carmen Sevilla.
José Luís: “Gila estuvo allí, y Carmen Sevilla, Elder
Barber y algunos otros que no recuerdo, pero fueron en la Noche Vieja y en las
navidades del año 1957 donde nosotros, ya teníamos una serie de muertos en la
estadística y sobre todo en el corazón, y la verdad es que nosotros no
estábamos para muchas fiestas. Yo estaba de guardia en el monte Bul A Lam en el
cual teníamos nosotros establecido el cuartel general, digamos de los
paracaidistas, porque no solamente estaban la II Bandera de
Paracaidistas, allí estaba la
Legión, los Tiradores de Ifni, un número de soldados
indeterminado, la Policía
indígena y algunas otras fuerzas. Y entonces, ante el ataque inesperado sufrido
por las fuerzas del BAL, que era ficticio, porque en realidad era el ejército
marroquí disfrazado de cuatro “desarramantas”. El Ministerio del Ejército de
entonces, ahora se llama Ministerio de Defensa, que no sé cómo se llama ni me
importa, echaron mano de otras fuerzas, que fueron una serie de batallones de
acuartelamientos de España, camiones, artillería, municionamiento, el
Regimiento de Infantería Soria nº 9, de Extremadura, Castilla, de Cádiz, de
Pavía nº 41, echaron mano también de la Marina y por allí aparecieron el destructor
Almirante Miranda y el crucero Galicia, aparecieron también una serie de
elementos de Aviación como fueron los Junker porque había tres, dos o tres
había en Ifni, pero vamos que el Junker era un aparato medio escacharrado
porque venían de haber sido un material que había donado Hitler a Franco por su
colaboración en la guerra, en la
II Guerra Mundial, y con aquellos todos artefactos, no había
suficientes paracaídas para hacer operaciones conjuntas, sí para que lanzásemos
una sección o máximo una compañía, pero para decir vamos a lanzar a dos o tres
mil paracaídas y esto nos lo comemos en dos días, de eso no había nada. En fin,
echaron mano de lo que se tenía y con ello nos fuimos metiendo en el territorio
interior de Sidi-Ifni y, la primera opción era salvar a todo el mundo que
estaba rodeado, el que no estaba muerto, habría sido hecho prisionero, claro, y
a base de jornadas en fin de veinticuatro horas si hacía falta, medio sin
comer, medio sin beber”.
E.R. Dramático, pero, qué se iba a hacer allí, con un
material de derribo en una guerra denominada de la chatarra, porque con el
pacto con los EE.UU. muchos de los aviones que España tenía no los podía
utilizar precisamente al sur del Sáhara por la alianza que también tenían los
EE.UU. con el naciente reino de Marruecos en el año 1956, de manera que la
guerra fue una prolongación de ese momento de efervescencia y euforia por la
independencia de Marruecos, la prolongación hacia el sur de ese expansionismo.
El partido del Isticlal, que por cierto ha ganado las últimas elecciones, era
ya entonces una fuerza muy importante y ese partido, que significa
Isticlal-Independencia, aspira a ese gran Marruecos en el que entra todo el
Sáhara obviamente y también Ceuta y Melilla. Esto es el principio de un proceso
de descolonización que reguló la
ONU; esta es la primera guerra, es una guerra, que por cierto
fue ganada, porque después con el apoyo de Francia, a partir de febrero de
1958, cambian las cosas y ya entre Francia y España pueden llegar a tener como
130 aviones, y esos sí que bombardean las posiciones del interior y con esto
termina la guerra. Al final la guerra acaba en el acuerdo de Andra de Cintra
entre el gobierno español y marroquí, con la intervención francesa, que es muy
importante en el norte de África, y después de ese acuerdo, Ifni, Sidi- Ifni
queda como una provincia con el Sáhara al punto de que en el año 1969 los
españoles abandonan Ifni la provincia manda procuradores a las Cortes de
Franco. Son esas fotos en las que vemos a alguien que lleva un turbante y un
uniforme vistoso con capa, de los que hemos llamado de los moros, de cuando
Franco todavía se hacía, acompañar por la llamada Guardia Mora, etc. En fin
este es el caso de una guerra que al final, , España todavía consiguió
mantenerse hasta el año 1969. Eso es todo. Hasta el 1969 en Ifni y hasta el
1975 en los acuerdos de Madrid en el que se dejó el Sáhara. Pero, según nos ha
contado José Luís, se empieza este combate con nocturnidad, y se mantuvo tan en
secreto, que ni siquiera la población de Ifni sabía muy bien qué tipo de guerra
era aquella, ni contra quien se luchaba. Porque además, casi se puede decir de
oscuridad, donde el enemigo, no se sabía donde estaba….
J.L. “Si me lo permitís los dos, yo quisiera hacer una
matización, en lo que se ha dicho antes. Estamos confundiendo un poco o
juntando dos cosas, Sidi-Ifni y Sáhara. Entonces estamos mezclando un poco las
fechas. La guerra de Sidi-Ifni, en primer lugar, no fue una guerra de
conquista, porque nosotros no fuimos allí a conquistar nada. Eran terrenos
cedidos por el sultán en el año equis, y, de repente, los, el ejército
marroquí, las bandas de liberación disfrazadas de ejército marroquí, lo que
quisieron es tomar Sidi-Ifni, y por la noche, de una manera imprevista,
asaltando la población, matando a todos los oficiales que pudieran, haciéndose
con el aeropuerto, haciéndose con los polvorines, con los edificios
principales, y, entonces, rodearon a todos los fuertes y puestos que estaban en
el exterior de la capital Sidi-Ifni. Lo que produjo un aviso urgente a la Península y el envío
urgente de fuerzas especiales. En esas fuerzas especiales las más
características por su forma de actuar, de estar formados como soldados, eran la Legión y los Paracaidistas.
Los Paracaidistas eran una fuerza nueva. Yo pertenezco apenas al curso doce, quiere
decir que por delante había once, pero en aquellos tiempos no había ni grandes
maniobras ni muchos saltos porque no había paracaídas, ni dinero para emplearlo
en ellos. Éramos unas fuerzas especiales pero no tan especiales y entonces, de
la noche a la mañana, nos vimos allí. Sidi-Ifni, fue recuperado,
exclusivamente, por las fuerzas, paracaidistas, de la Legión y de otros
soldaditos de sus quintas. Con algún bombardeo que otro de la Marina, y todo se tradujo
en unas marchas agotadoras y urgente, urgente, urgente, urgente, situarnos
delante de los puestos rodeados. De unos no había nadie allí porque habían
sido, o bien muertos; los cadáveres estaban allí, y, o bien, habían sido hecho
prisioneros. Fíjate que lo que te puedo contar es, que en los primeros quince
días, provenientes de los puestos y de los lugares de la policía y demás,
tuvimos quince muertos, cuarenta heridos y sesenta y dos desaparecidos, “en los
primeros quince días”.
E.R. Sin saber muy bien, además, lo que estaba
sucediendo en el punto álgido de la guerra.
J.L. “En total son ciento diecisiete, digamos bajas.
Estos sesenta y dos desaparecidos, correspondía a los que los moros había
cogido prisioneros: hombres, mujeres y niños, y se los habían llevado, y los
otros, eran que se te caía el alma a los pies cuando entrabas en un puesto o en
un fuerte y los veías al estilo película, un muerto por aquí y otro muerto por
allí y todo hecho un desastre. Entonces, las fuerzas especiales de
paracaidistas y de la Legión,
acompañados de otras fuerzas, pero estas se quedaron, digamos normalmente en
los montes, porque eran de Artillería, eran de Ametralladoras, o eran de tal.
Pero los que cascamos a pie y los que liberamos el exterior de Sidi-Ifni y
liberamos a sus gentes, que algunos de ellos eran recién casados que había
llevado allí su ajuar, sus fotografía y sus cosas, pues los liberamos y los
trajimos a Sidi-Ifni con unos sacrificios y una cantidad de bajas impresionante
como luego, si hay tiempo, veremos en las operaciones que realizamos. Pero eso de
que la guerra de Sidi-Ifni fue ganada, a mí no me causa risa, porque me causa
tristeza. La guerra de Sidi-Ifni fue perdida, ya que tuvimos que dejar
abandonado el territorio”.
E.R. Pero más tarde. Se llega a un acuerdo. Es bastante
favorable…..
J.L. “Bueno, yo me estoy refiriendo al año 1957, y al 58”
E.R. Pues ahí está, en 1958 se trata un acuerdo con el
reino de Marruecos y no abandonamos en ese momento. Cuando se abandona es en
julio de 1969. Se abandona once años después. Esos once años son además de una
vida española muy libertaria se puede decir casi, porque si no se iban a vivir
allí. Era como una ciudad libre. Los militares cobraban tres veces el sueldo y
la gente se iba allí para conseguir ascensos rápidos y después los
promocionaron en la Península
de una forma que muchos oficiales llegaron después a ser coroneles y a ser
generales. Durante los diez últimos años de la colonia, fue una vida digamos de
casi de lujo y de refinamiento y de cultura y, de frivolidad incluso, donde en
una ciudad que no tiene otra cosa qué hacer sino estar allí todos juntos todo
el rato y son todos conocidos…. Entonces el estamento militar……Lo que pasa es
que esa es la consecuencia….Él solamente quiere centrar……
J.L. “Yo, lo que quiero decir es que he venido aquí para
hablar de la guerra de Ifni, y la guerra sobre el terreno, pisando tabaibas y
viendo cadáveres, aunque esto sea un poco fuerte. El territorio de Sidi-Ifni,
una vez que liberamos a la gente de los fuertes y de los puestos y los trajimos
a Sidi-Ifni, fue abandonado….Y nos refugiamos todos en un perímetro defensivo
que el mando estableció alrededor de la capital. Por lo tanto nos pongamos en
la situación de que Sidi-Ifni capital liberada o guardada por medio de un
perímetro defensivo y el resto del territorio, abandonado. Entonces para mí eso
no es ganar la guerra de Ifni. Otra cosa es que luego, pues bueno,
políticamente hablando, se llegase de alguna manera hasta 1969. Pero eso es
otra cuestión. Yo puedo hablar aquí de la guerra de Sidi-Ifni y de otra cosa no
puedo hablar porque no lo sé”.
E.R. A mí, sí que me ha llamado mucho la atención de
esto que nos está contando José Luís. Ustedes, las veinticuatro horas estaban
en plena acción por lo que veo.
J.L Sí. “Y porque el día no tenía treinta y seis que si no
también tendríamos que estar treinta y seis”.
E.R. Pero eso es un drama, es dramático totalmente.
J.L. “Para nosotros dejaba de ser un drama; podríamos
decir de un drama físico y de un drama de sentimiento. Nosotros los
paracaidistas de entonces, recién como digo creado el Cuerpo, sin experiencia
de ninguna clase y sin haber intervenido nunca en ningún combate ni en ninguna
guerra, ni falta que hace, pues, nos encontramos con dos cuestiones
principales: Uno: La alegría que nos daba llegar a un lugar y liberar a
mujeres, niños, militares, civiles, médicos, carpinteros, en fin lo que fuera,
liberarlos y traerlos hasta Sidi-Ifni eso es indudablemente era una alegría”.
E.R. Pero, ¿de quién los liberaban?
J.L. “Los liberábamos del cerco de los moros. Del cerco
del Ejército de Liberación, del BAL, bandas armadas de liberación, pero que era
mentira, porque esas bandas armadas de liberación estaban compuestas por
miembros del Ejército marroquí, disfrazados de bandas armadas, de un señor que
lleva un camello y en el camello lleva un fardo de no sé qué, y debajo del
fardo lleva una ametralladora y cinco fusiles. Esto es así. Entonces tú no
sales al monte a pasear y a tomar el sol. Cuando sales al monte lo primero que
tienes que estar es preparado para entablar un combate”.
E.R. Ustedes a veces no saben ni donde estaba el
enemigo. Empezaban, empezaban pero no sabían….
J.L. “Nosotros, muy pocas veces entablamos un combate
cara a cara, como se entiende a través de una película, con un señor que tienes
enfrente a cinco metros y tú estás enfrente y entablas un combate con él.
Nosotros, la mayoría de las veces no veíamos al enemigo. ¿Por qué?, porque
fuimos llevados allí de repente al territorio de Sidi-Ifni que es un territorio
muy lleno de montañas con sus vaguadas correspondientes. Ellos dominaban
perfectamente el territorio. Sabían mimetizarse con el mismo. Y muchas veces,
pues podías tenerlos debajo de unas matas, pasar delante de ellos y no verlos.
Entonces, cuando ibas camino de un fuerte, normalmente, los primeros tiempos,
eras ametrallado, eras bombardeado, te metían treinta o cuarenta granadas de
mortero, te hacían cinco, seis, siete u ocho muertos, doce heridos, o ninguno,
según lo que durase el combate y luego desaparecían. Y nosotros muchas veces no
sabíamos si íbamos detrás de ellos, o ellos nos llevaban detrás de ellos. Tú
date cuenta que si te ponen de repente en un lugar desconocido, empiezas a
caminar monte arriba, las vaguadas, etc. y encima no sabes por dónde vas por
muchos planos militares que tengas.”
E.R. Y todo esto también, según he podido leer, sin
comida, sin bebida, en unas condiciones físicas totalmente siniestras, viendo
cómo caían los compañeros y los tenían que recoger incluso, bueno en fin,
algunas escenas de las que cuenta José Luís aquí son casi, casi
irreproducibles. Si, claro. Lo que me parece muy lamentable e incluso obsceno
por parte de nosotros, que habiendo vivido estos señores esas circunstancias,
casi nadie sepamos cómo estuvieron, no? Es de lo que yo particularmente me
lamento y le preguntaba al catedrático, que cómo es posible que los españoles
no tengamos en nuestra memoria histórica también a esta gente, no? Que de la
noche a la mañana se vieron involucrados en una guerra, sin saber exactamente
muy bien ni a qué iban ni cómo iban, y sin ningún tipo de preparación. Si. La
guerra oculta más que olvidada, porque fue ocultada a propósito. Franco estaba
preparando ya lo que iban a ser los Veinticinco años de Paz. Unos de los
frutos, digamos del franquismo, fue la Paz. La paz conquistada después del año 1939 y
por tanto esta guerra se tenía que ocultar y además, el asunto de tocar el sur,
todo era muy delicado, estaba todavía muy presente entonces cosas como que
habían sucedido, como sucedieron con el desastre de Annual, y todo aquello
también se debía ocultar. Los grandes desastres españoles en la guerra de
África, no?, los militares africanistas que todavía habían estado en la guerra
civil, y todo aquello olía muy mal en una España que se preparaba ya para que
en fin, engrosar la clase media; los éxitos económicos, y unas relaciones
diplomáticas ya en las que ya se trataba de aproximarse a Europa; se había
pactado con los EE.UU. un pacto de 1952/53 e incluso se pactaría luego, unas
relaciones de amistad con el rey de Marruecos con Mohamed V, en fin, todo
aquello convenía ocultarlo y Franco evidentemente lo hizo a propósito y ocultó
efectivamente esta guerra y ocultó después los procesos de descolonización de
Río Muni del año 1969 etc. y bueno, incluso hasta el año 1975 en la
descolonización del Sáhara, si no llega a ser por el estruendo de la Marcha Verde, pues,
probablemente todo aquello hubiera pasado bastante más desapercibido. A ustedes
José luís, quienes eran sus mandos? Cómo les situaban cada día en la jornada?
Porque supongo que tendrían algún, no sé, capitanes, comandantes; alguien les
daría las órdenes.
J.L. “Nuestros mandos naturales eran lógicamente los
mandos de los que hoy se conocen como de la Bripac entonces Banderas Paracaidistas que había
dos; la primera y la segunda. La tercera estaba en formación. Entonces nuestros
mandos naturales eran, desde el teniente coronel, el comandante, el capitán, el
sargento, como es ahora mismo y estábamos establecidos por compañías y dentro
de las compañías por secciones. Mi mando natural, el que más cerca tenía
siempre, era el capitán, que quiero hacer aquí una mención especial en su
honor, ya fallecido, falleció con mando de teniente General, que era el capitán
D. Prudencio Pedrosa Sobral. Un tío con dos cosas de las que hay que tener y
mucho más en paracaidistas, que llevaba siempre una varita, le llamábamos la
varita mágica, parecida a estas varitas que tienen los directores de orquestas,
y yo no le he visto jamás agacharse. Sí recuerdo, como varias veces, le
saltaban una serie de polvo y de piedritas y tal como consecuencia de que le
había caído una ráfaga de ametralladora a los pies, y el tío hacía un poco así,
para apartarse un poco el polvo, y nosotros estábamos allí acojonados con
cuerpo a tierra debajo de una piedra y decía: muchachos esto no es nada; las
balas solamente, las balas que ya han pasado ya no muerden. Lo jodido son las
balas que se te quedan dentro del cuerpo. Y entonces vamos ahí, a ver quien
puede más, si ellos o nosotros. Y la verdad es eso te daba mucha moral, y
lograbas incluso no pensar dónde estabas, sino que tenías que ir a conseguir
los objetivos y si te pasaban las balas por las orejas pues esas no te daban”
E.R. ¿Y cuales eran los objetivos, liberar a….?
J.L. “Si, en ese momento era liberar el fuerte. Y para
ello había entablar el combate con los que se oponían que eran los moros”
E.R. Y luego, habían operaciones que se denominaban
operación Gento, operación Netol…..
J.L. “Si, si. Nosotros nos poníamos en funcionamiento a
través de lo que el mando denominó operaciones. Esas operaciones recibían un
nombre específico dependiendo de las fuerzas que hubiese que emplear, de las
dificultades que hubiese que solventar, del número de enemigos que se suponía
que iba a haber, del tipo de territorio que íbamos a recorrer, de las
características del fuerte o puesto, vigilancia que había que tomar y luego de
las características también del material que teníamos que emplear porque por
ejemplo, muchas veces, o alguna veces, llevamos camiones para traer a los que
íbamos a liberar pero como nosotros éramos su fuerza de protección nosotros no
íbamos en camiones íbamos a pie, con alpargatas muchas veces rotas con los pies
ensangrentados, porque las botas que teníamos como paracaidistas, las demás
fuerzas no tenían esas botas, sí nosotros, sí las teníamos, pero utilizamos
unas alpargatas de esparto y se rompían cada dos por tres por un territorio
lleno de pedruscos y de pinchos. Pero, lo que iba a decir antes, nada hacíamos
con traer a la gente en camiones, si el camión necesariamente tenía que ir a
nuestro paso que íbamos a pie, y entonces había, ahí se producía una
incongruencia, hay que sacarlos rápidamente y traerlos a Ifni, pero tenemos que
llevarlos muy despacito porque no pueden perder su fuerza de protección que
somos nosotros que vamos a pie. Entonces aquello era un cachondeo y yo, como
hemos dicho antes, no sabíamos si era la guerra de Gila o de qué es esto; era
tristísimo, era tristísimo”
E.R. Era verdad, muy triste, y sobre todo en las
circunstancias en que estaban, y luego también, bueno muy lamentable, por las
pérdidas de vidas humanas que había y no se sabía muy bien donde empezaban o
terminaban. Era como en todas las guerras de insurgencia, lo llamaban también
durante la liberación y entonces, claro, el enemigo está junto a ti, porque ese
enemigo lo que pasa lo que quiere es liberarse, quiere tener una independencia
o anexionarse en este caso al reino de Marruecos. Entonces, bueno, pues son
gente que ha crecido contigo, que está allí, lo que pasa es que en esos
momentos, pues tira el nacionalismo, tira ese gran Marruecos a crear y los
obstáculos son los españoles, los militares que están allí defendiendo una
posición que evidentemente los insurgentes, piensan que les corresponde ellos.
J.L. “Se dio la circunstancia de que en las fuerzas de
Ifni, de Tiradores de Ifni, un gran porcentaje de ellos eran personal indígena,
que estaban allí pues, aunque simplemente solo fuera por comer. Algunos tenían
espíritu de militar; estaban agradecidos a España, y estaban dispuestos a hacer
por España lo que fuera, menos en aquel momento, en que se marcharon todos al
Ejército marroquí con armamento y vitualla. Y al día siguiente nos pegaban
tiros a nosotros”.
E.R. Claro, pero ocurre también al revés, ocurre al
revés porque lo que pudo ser la carnicería del primer ataque contra Sidi –Ifni,
que fue planificado en secreto, sin embargo, el mando español lo conoció,
conoció que se iba a realizar ese ataque, que hubiera podido ser como el
desastre de Annual, hubiese sido una carnicería terrible, pues gracias a una
muchacha indígena, que debía ser cuñada de algún militar que se había casado
con alguien de allí, gracias a un chivatazo que lo dio una chica que era
familiar o cuñada de un militar se evitó. De la misma manera que esos tiradores
de Ifni, muchos de ellos estaban implicados. Al final la realidad supera a la
ficción. Yo creo que la broma de la guerra de la chatarra, más significativa
para mí, es esa en la que un cabo de guardia o algo así, pues, le dice algo así
a su mando: ¡Sin novedad en la guardia mi…sargento!, ¡centinela muerto!.
J.L. “Sí, sí, sí.”
E.R. Es decir, es un mundo de contradicciones. También
es verdad que en las guerras hay que quitar esa necesidad que teníais de ir
hacia adelante, de no tener miedo, de hacer bromas…Vosotros llamabais, por
ejemplo, chichoneras a vuestros cascos. El mando os hacía bromas con las balas.
De esas anécdotas, pues, están las guerras plagadas. Pero se trata de insuflar
un poco de una moral de resistencia, de una moral que ha de ser acompañada a
veces con el humor. Por eso fueron Gila y Carmen Sevilla y esta gente, a
infundir un poco de valor a las tropas. Recuerdo también por último, que los
envíos de la Península
que iban a llegar para la
Noche Vieja, que tú recordarás José Luís, pues ese donde
estaban los turrones, el champan y demás, eso no llegó hasta el mes de marzo, o
julio. ¿Y qué comíais cuando ibais en esas marchas agotadoras de veinte,
treinta kilómetros, como los legionarios, y el agua os la mandaban realmente en
los neumáticos de los camiones?
J.L. “Eso fue, a veces, a los fuertes que estaban
rodeados. Se les lanzaba agua, y como al principio el agua, cuando los
paracaídas caían donde querían y el agua no llegaba al destinatario, pues
entonces enviaron, a veces, en neumáticos. Se llenaban en vez de aire de agua,
para que aunque rebotasen en el suelo no se derramase”
E.R. Son episodios irreproducibles.
J.L. “Bueno, aquí no nos va a dar tiempo a nada, pero de
la guerra de Ifni pudiéramos estar hablando una semana y se omiten cosas aquí
que son muy importantes. Como hoy no nos va a dar tiempo a nada (aunque se ha
dicho mucho), pero a nada me refiero yo, para lo que sería necesario. Yo no
quisiera marcharme de aquí, si me lo permitís, sin hacer mención, no a todas
las operaciones que son muchas y ya te digo yo que nos llevaría….una semana de
estar hablando, pero no quiero dejar pasar por alto el episodio de Ortíz de
Zárate, y el episodio del salto en paracaídas en Erkúm, que fue el nuestro. Fue
lo más valioso de…en cuanto a operaciones paracaidistas se refiere, porque
claro, si nosotros éramos paracaidistas, lo más importante para nosotros es
ofrecer una actividad paracaidista, una actividad de soldado profesional que
está preparado para entrar en combate pero él no va a pie, va en avión, se
lanza y entonces se convierte en infantería”.
E.R. Sí, cuéntenos las operaciones.
J.L. “Bueno, vamos a empezar por si luego no hay tiempo
para todas, por la operación de Ortíz de Zárate. Había un puesto que se llamaba
T´Zelata de Sbuía (yo he estado hace poco en él, recorriendo con emoción todas
las ruinas que allí quedaban, haciendo un homenaje a mis compañeros caídos en
aquel momento, no sé si me exponía a que me cogiera la policía y me llevase
preso, pero a mí me daba igual), entonces, digamos que el personal del puesto
de T´Zelata de Sbuía, estaba herido de gravedad, entonces llamaron por radio a
Sidi-Ifni y dijeron que necesitan urgentemente ayuda para sacar a la gente de
allí. Como siempre, vamos, que había que sacar a la gente. Entonces Ortíz de
Zárate, que era un teniente, jovencito, marchó con veinticinco hombres en su
ayuda. Nada más salir de Sidi-Ifni, a unos diez o doce kilómetros más o menos,
su unidad fueron tiroteados durante el camino, pero llegó un momento en que los
rodearon. Los rodearon en una cima, y allí estuvieron rodeados durante diez
días. La odisea que pasaron ellos, y que nos contaron después cuando ya los
liberamos, los trajimos con nosotros, nos contaron ellos, los que estábamos en
esa operación, en ese rodeo, llegó un momento en que, fíjate tú, llenaron con
orina las cantimploras y las ponían a refrescar por la noche y esa era el agua
que tenían, entre comillas lógicamente, al día siguiente. Tuvieron (en hechos
irreproducibles) cinco muertos y catorce heridos, entre ellos el teniente. Pero
es que el teniente, antes de salir del campamento de paracaidistas, se dejó
decir una frase, que fue la siguiente: “entraré en T´Zelata, o en el Cielo”.
Esa frase la tenemos gravada los paracaidistas, tanto en los cuarteles en
placas de oro, como en el corazón, porque este señor, este teniente, jovencito,
paracaidista, pues, ya se vislumbraba lo que le iba a pasar. Marcharte a
territorio ya rodeado por los moros como eran aproximadamente a unos cuarenta
km. que tenían que llegar, pues ya se figuraba que era una misión casi
imposible, y el mando también. Pero bueno, esta acción del teniente Ortíz de
Zárate, dio como consecuencia, a parte de las medallas que le impusieron y tal,
hoy tenemos la III Bandera
de paracaidistas que lleva su nombre, y eso no quería yo dejarlo pasar porque
fue un ejemplo para todos y también un ejemplo de unas circunstancias que allí
se rodeaban a la actividad paracaidista que nosotros llevábamos a efecto”.
E.R. Y la otra operación que decías?
J.L. “La otra operación es el primer salto paracaidista
en la historia de la Bripac
de la I Bandera.
Porque no hay que confundirlo con el primer salto de todos que fue realizado en
Tiliuín por la II Bandera
paracaidista. Ese fue el primer salto de todos, pero a nosotros también nos
corresponde, que en mi vida me había visto en semejante aprieto, fue el primer
salto en guerra de la I
Bandera; no hay que confundir las dos cosas. En Sidi-Ifni se
realizaron dos saltos en guerra en paracaídas, en Tiliuín que fue el primero de
todos en la historia y Erkúm que fue el primero de la I Bandera. Entonces a
mí me tocó, y no se puede explicar, ahora mismo me estoy emocionando, porque
primero salimos de Sidi-Ifni dirección al mar, a la Marina que estaba abajo se
les preguntó que caso de que hubiese algún accidente y tal cómo nos podría
ayudar y la Marina
nos dijo que…ayuda moral…toda, pero práctica ninguna porque no tenían
salvavidas. Ya entramos en zona de combate, cogimos la zona donde teníamos que
saltar, y cuando tú te ves en medio de bombardeos, de ametralladoras, de tiros
por debajo de ti y tú estás encima con el cielo cubierto por las “blancas rosas
de seda” que le llamo yo, y te preguntan, qué sentiste en aquellos momentos?,
pues ni se sabe lo que se siente, porque se mezcla el miedo, se mezcla el honor,
se mezcla la hombría, porque te dices, bueno yo estoy aquí, han confiando en
mí, y yo tengo que cumplir. Y entonces llegas al suelo, vas por la zona donde
hay las casas de los moros, digamos, los morabitos y demás, y al que se te
enfrenta, porque la mayoría ya había huido cuando nos vieron por el aire
echaron todos a correr. Pero bueno alguno quedaba ahí porque siempre, si de
gente de nosotros hay valientes, de ellos también. Ellos no son una gente
cualquiera que echaba a correr todos los días….no, no, ellos también tienen
gente muy valiente y muy preparada, y más si eran del Ejército marroquí.
Entonces entablamos los combates, se liberó la ciudad de Erkúm y nos fuimos a
tomar posiciones en lo alto de la montaña. En aquel momento es lo que más yo
recuerdo. Yo lo recuerdo muy bien todo, pero el silencio que se produjo en
aquel momento, de pasar del bombardeo, tiros, minas y en fin todo el jaleo que
se preparó por allí, a pasar a un silencio total, que veías a lo lejos la costa
y los colores y la luz de África que es muy distinta a la nuestra. Estás metido
en un ambiente tan absolutamente distinto por lo que acaba de pasar que
entonces te quedas allí como anonadado, te sientes paracaidista de verdad, y
entonces dices, como si te preguntases, quién soy yo, qué hago aquí, esto de
qué va, por qué estoy yo aquí en este momento. Y llegamos a un encontrarte
contigo en el interior y ese es el momento que yo más recuerdo de aquél
momento. Pedimos que así como no se ha hecho un reconocimiento de los
sacrificios de los fallecidos, de los heridos, de los que fueron cogidos por
los moros como prisioneros, y desaparecidos, que esos, lo que no hicieron en
cincuenta años, porque ahora estamos conmemorando el Cincuenta Aniversario, por
eso estamos aquí, que, lo que no hicieron antes, que lo hagan ahora, porque
tenemos una espina clavada. Nosotros tenemos en los cementerios de Las Palmas
de Gran Canaria en los cementerios de San Lázaro y de La Vegueta, creo que se llama
Vegueta, tenemos todavía gente enterrada, desconocida y sin identificar; pero
es que nosotros los tenemos como compañeros, pero es que también los tienen en
sus casas los padres, si es que todavía viven, pero los hermanos, las hermanas,
alguna esposa, en fin, los familiares que todavía después de cincuenta años hay
gente todavía desconocida y sin identificar de aquella guerra. Lo único que
pedimos es que se trabaje en ese sentido y hasta donde se pueda porque después
de cincuenta años, claro será muy difícil. Pero que lo hubieran hecho antes. Y
a nosotros, las “perras” que dicen ahora que nos van a dar, que nos dejan de
dar, nos da igual. Nosotros no hemos luchado por “perras”, por dinero, nosotros
luchamos en aquél momento por el honor de la Bandera Paracaidista,
representando los intereses de España en aquél momento y sobre todos por
liberar a la gente rodeada”.
E.R. Bueno, pues aquí quedan las reflexiones de un
excombatiente de la guerra de Sidi-Ifni. Esa guerra escondida como decíamos al
principio, verdad José Luís, no se puede hacer justicia en tan sólo unos minutos
de radio que han sido bastantes. Y que la gente recuerde también lo mal que se
portó Franco con los militares; lo mucho que les tuvo en situaciones de
abandono en acuartelamientos inhóspitos, en muchas casas por ejemplo de la
guardia civil que no tenían ni agua corriente, ni luz ni servicios higiénicos y
todo eso durante tanto tiempo. Qué mal se portó Franco con los militares.
J.L. “Había un componente político, si me lo permites,
que era que Franco tenía un hermano que era Mohamed V, y a nosotros se nos
reservaba el papel de “primos”. Y el papel de primos le seguimos haciendo hasta
hoy en día. No tenemos más que ver el ejemplo de lo que ha pasado con
Marruecos, que no sé qué misterio tenemos nosotros con Marruecos que a nosotros
no nos ha dado nunca nada, mas que disgustos. Son cuestiones políticas”.
EMISORA DE RADIO. Se nos ha acabado el tiempo. Muchas
gracias José Luís; vamos a ver si se hace justicia. Muchas gracias.
JOSÉ LUÍS. “Muchas gracias a vosotros”.