El libro que me regaló Juan A. Espí Puertas.
Rafael García Jiménez
Coronel de Intendencia
Una
cruz y una bandera
No
preguntes por qué está ahí y para qué ondea
Es
tu cruz
Nuestra
cruz
La
de nuestros compañeros caídos. Y la bandera….
Es
nuestra bandera
Es
España.
En
todas las guerras en todas las batallas el infante se impregnará del olor de
las armas automáticas que empuña o disparan en su cercanía, el artillero
guardará en sus oídos las ondas de choque del estampido de los cañones y
cohetes,
el jinete recordará en su cara la agresión del viento mientras su vehículo de
reconocimiento salta sobre las zanjas, el zapador la tierra temblando cuando
acciona el disparo de las cargas que ha colocado, el paracaidista el golpeteo
de la tela de seda al abrirse su paracaídas.
Cada
uno describirá su entorno y ello forma parte del todo.
Mas
atrás lejos incluso desde lo alto de la montaña o en el extremo del campo de
operaciones de los mandos de los ejércitos tendrán una visión amplia de
cualquier conflicto “más allá de la colina”.
El
tiempo, cuando la furia del viento cese, recuperará testimonios de uno y otro
bando y con todos ellos se hará la historia que nunca dejará de escribirse.
Hoy
hablamos de la guerra de Ifni 1957-58. Dejamos el Sahara para otra ocasión.
No
hemos querido abrumar, en esta exposición, con el detalle de las operaciones en
el territorio. Primero de carácter defensivo de la capital y de los puestos, de
rescate en las columnas que desde Sidi Ifni acudieron a recoger a los sitiados
en el interior, luego llegarían las ofensivas para ganar terreno y crear el
círculo defensivo alrededor de la capital.
Volvamos atrás en el tiempo.
Tiempos de los Reyes Católicos.
Tiempos de los Reyes Católicos.
En
1476 el adelantado Diego García de Herrera construyó en el sur de Marruecos,
junto al Atlántico, el fuerte que se llamó Santa Cruz de la
Mar Pequeño.
En
1524 se perdió la posesión y con ella el recuerdo de su emplazamiento.
En
1860 Marruecos reconoció a España el derecho de RECUPERAR la pesquería de Santa
Cruz de la Mar Pequeño.
Mientras
unos creían que debía identificarse con Agadir que tiene un buen puerto, la
expedición del barco Blasco de Garay
llevando a bordo una comisión hispano marroquí precisó la existencia de las
ruinas de una fortaleza española que dominaba la orilla derecha del río Ifni
nombre debido al santón Sidi Ifni.
Debieron
transcurrir bastantes años hasta que, el 6 de abril de 1934, el coronel del
Ejército Capaz a bordo del cañonero Canalejas
desembarcó y ocupó pacíficamente el
pequeño territorio.
Ifni
está en la misma latitud de las islas Canarias.
En
forma aproximada a un rectángulo, de Norte a Sur ocupa unos setenta kilómetros
y de Oeste a Este unos veinticinco kilómetros.
Terreno
montañoso. Que recuerda el Rif del norte de Marruecos, hunde en el Atlántico
las estribaciones del Gran Atlas, esa cadena imponente, tan ignorada, cuna de
nieves perpetuas.
La
ocupación en 1934 resolvió para los armadores canarios las pérdidas de
tripulaciones que hasta entonces no sobrevivían cuando sus pesqueros
embarrancaban en una Costa difícil por sus mareas y bancos de niebla.
Los
barcos seguirían naufragando pero los marineros llegarían a costas españolas.
España,
como siempre, se volcó en aquel espacio baldío y de la nada creó una ciudad situando
fuertes y zocos en el interior.
En
1951 Franco en el periplo que cubrió las islas Canarias, Ifni, Sahara y Guinea,
revitalizó Sidi Ifni.
En
1957 la ciudad semejaba en pequeño a Melilla, Almería, Málaga o Cádiz.
Se
levantaban edificios para el Gobierno, Ayuntamiento, Bancos, haciendas,
Iglesia, casinos, central eléctrica, colegios, instituto, Correos, hotel,
traída de agua para toda la ciudad, zoco, mezquita, barrio árabe, calles
asfaltadas, piscina junto a la playa, cine, hospital, terminal de aeropuerto.
En
abril de 1956 España concedía la independencia a Marruecos en su protectorado
norte lindando con el Mediterráneo.
No
transcurriría mucho tiempo para que comenzaran en el territorio de Ifni los
grupos proclives a un levantamiento alentados por Marruecos. Desertores
indígenas de cuarteles españoles y grupos diversos fueron reclutados en la
ciudad cercana de Agadir, al norte.
En
un año los incidentes nocturnos, agresiones aisladas y reuniones en los zocos
aumentaron de gravedad hasta una situación inquietante.
Marruecos
siempre alegó que eran grupos incontrolados no obstante la existencia de unas
oficinas o banderín de enganche fijo en la cercana ciudad de Agadir.
Desde
un año antes comenzaron a detectarse rumores en los zocos del interior, cuando
se localizaron concentraciones, incidentes y hasta ametrallamientos de los
puestos fronterizos durante las noches. Los vuelos de los aviones en
observación informaban de unos y otros movimientos y pagaron con aviones
perdidos por la niebla en el mar o destruidos junto al aeropuerto.
España
había pasado desde su guerra, sin solución de continuidad, a la
II Mundial , aunque en esta fuera
espectadora y su Ejército no encontraba la hora…..ni el dinero para
normalizarse. El modesto patrimonio permitiría los 350.000 hombres que Francia
situaría en Argelia.
España
no se podía empeñar en una guerra cara, larga y no limitada para un territorio,
por ejemplo el de Ifni como las Vascongadas. El Sahara se extendía en una
superficie equivalente a la mitad del suelo peninsular.
Negociaciones
en todos los caminos era la salida más aconsejada. Pero no habría tiempo para
ello.
El
Gobernador había solicitado el aumento de la guarnición que se sustentaba,
hasta entonces, en el Grupo de Tiradores de Ifni y un Grupo de Artillería: En
las Compañías Indígenas, como había sucedido ya en Marruecos, comenzaban a
desertar centinelas con armamento y munición incluidos.
Llegaría
al final la Legión
y los Paracaidistas del Aire y los de Tierra y, cuando todo estalló, de los
cuatro puntos cardinales de España.
El comienzo de la guerra.
No
pasará a la historia, posiblemente, y menos su nombre, el asistente del Capitán
de Tiradores que le avisó la tarde del 22 de Noviembre que aquella misma noche
se descolgarían sobre la ciudad grupos de asaltantes para pasar a cuchillo a
todos los españoles. Se habían adjudicado ya las casas. No eran extranjeros los
que atacarían; en la ciudad había un barrio moro numeroso, antiguos desertores,
también desde fuera, y acompañantes voluntarios para el saqueo.
Era
una alarma más, y así fue acogida, hasta que se hizo coincidir con la
casualidad de la marcha, a las cinco de la tarde, del notable moro….dueño de la
mejor tienda de la ciudad, con toda su familia hacia Agadir. Por supuesto, la
frontera norte estaba siempre abierta y por allí pasó a Marruecos.
Simultáneamente
al asalto a Sidi Ifni, otras partidas atacarían a los puestos y zocos del
interior.
Cuando,
efectivamente, pasada la media noche aparecieron los asaltantes, bastante
confiados, fueron rechazados desde posiciones defensivas situadas en las
afueras.
Sidi
Ifni salvó su existencia por el factor humano. Aquella carnicería hubiera sido
una tragedia comparable al desastre de Annual de 1921 en Marruecos.
Todos
los puestos del interior quedaron cercados.
No
había tiempo para casi nada. En la función de tarde noche en el cine donde se
concentraban quienes mandaban hasta el último pelotón, se fue avisando uno a
uno, sin encender las luces y sin interrumpir la función, que también los moros
asistían al cine.
Cuando
acabó el espectáculo, las mujeres e hijos de los militares se encontraron
mirándose y sin ningún marido o padre a la vista. De allí regresaron volando a
cada casa.
Las
bandas incontroladas dirigidas desde Goulimín, al sureste de la frontera de
Ifni, contaban con la sorpresa al caer sobre la capital, pasada la medianoche y
arrastrar a los soldados indígenas del Grupo de Tiradores.
En
el desayuno apresarían a los mandos y se unirían posiblemente al saqueo generalizado.
Con
la tranquilidad que da elucubrar sobre lo que pudo haber sido, tal vez el error
fue no acumular ¿3.000 ó 4.000? combatientes únicamente sobre la ciudad sin
dispersar el esfuerzo atacando a media docena de puestos en el interior del
territorio.
La
caída de Sidi Ifni, segura ante esta avalancha, hubiera dejado a las posiciones
aisladas por completo y sin ninguna posibilidad de victoria total….para los dos
bandos.
En
la mañana del 23 de Noviembre aterrizaba en el aeropuerto el Douglas DC-3 de
Iberia, el Saltamontes, por su itinerario Madrid, Sevilla,
Casablanca, Ifni, El Aaiún y Las Palmas de Gran Canaria, un teniente de
Zaragoza con su flamante esposa al término del viaje de novios. Estuvo a punto
de bajar por la escalera y encontrarse con el llamado ejército de liberación.
Los puestos del interior.
El
Grupo de Tiradores de Ifni, una Bandera de la Legión y otra de Paracaidistas, únicas unidades,
organizaron columnas que penetraron con distinta fortuna por los malos senderos
batidos desde las alturas.
Consiguieron
llegar a sus destinos evacuando a los españoles militares, funcionarios y
familias, replegándose sobre Sidi Ifni.
Comenzaba
el rosario de caídos de aquella guerra.
Tiugsa,
Tenín, Mesti, Telata, Tiliuin, entre otros marcarían los objetivos de las
cuatro importantes “flechas” de penetración en movimientos de ida y regreso
desde la capital.
Las unidades expedicionarias.
En
semejanza al año 1921 cuando el desastre de Annual y los socorros enviados
desde Melilla, en 1958, desde múltiples puertos de la Península , arrancaron
expedicionarios para arribar a Ifni.
Un
ágil planeamiento logístico situó en el territorio, combatientes armados y
material hasta llegar a los 10.000 hombres.
Los
embarques, travesías y llegada a las playas, desempolvó en unos casos, medios arrumbados (los antiguos carabos de
los pescadores) y en otros la aparición de los camiones anfibios que los
aliados utilizaron años atrás en el desembarco de Normandía.
Aquellos
batallones expedicionarios, procedentes de todos los puntos cardinales de España,
rápidamente se adaptaron al territorio y constituyeron el sólido yunque del
resultado final.
En
tanto llegaban refuerzos desde la
Península , con barcos que desde distintos puntos
transportaban batallones expedicionarios, hubo que liberar los puestos del
interior.
El
venerable Junkers fue su transporte.
El
desembarco se realizaba en botes de remo de los barcos. También sobre los
anfibios.
Las
Unidades expedicionarias desde los puertos de Canarias o la Península encaraban al
aproximarse a Ifni los acantilados encima de los cuales está la ciudad.
La
playa sin puerto, la ciudad y detrás el monte Bul A Lan.
Los
carabos eran barcos muy marineros vestigio de otros tiempos.
Hasta
Mulos desembarcaron en la playa.
Desde
su arena se distinguía a la ciudad sobre los acantilados.
Un
recuerdo para un héroe de las playas:
El
camión anfibio -pato.
El
de la invasión de Sicilia de 1943.
Seis
ruedas motrices. Tres ejes diferenciales.
Casco
marino – hélice y timón.
Peso
2,5 Toneladas.
Carga
3 Toneladas ó 25/30 soldados.
Potencia:
85 Hp.
Velocidad:
6 Km/h
en el mar.
Las operaciones ofensivas.
Sus
nombres parecían indicar el propósito de cada una de ellas: Acertar en el
objetivo, barrer resistencias, rapidez sobre todo en su ejecución, luchar
contra los elementos, potencia en el esfuerzo. Así Diana, Las Palmeras, Gento,
Siroco, Pegaso….
De
todas las acciones, una recordó aquel factor que se estudia en las academias
militares.
La
noche del siroco que cegó a todos los defensores españoles encarados hacia el
este (el viento sopló de este a oeste) favoreciendo a los atacantes que lo
tenían de espaldas.
Años
más tarde la Policía Territorial
del Sahara tendría en su dotación reglamentaria gafas contra el siroco y
cristales de visión nocturna.
No
se trataba de recuperar todo el territorio montañoso imposible de controlar,
sino crear un arco infranqueable alrededor de la ciudad.
La
playa de desembarco engañosamente tranquila, sólo permitía escasamente trabajar
en ella cien días al año.
Hagamos
un paréntesis y por excepción hablemos de la campaña en el Sahara y de un solo
episodio: Edchera.
Pero
antes retrocedamos en la historia…..
El
25 de Octubre de 1845 y durante la guerra de Crimea de franceses e ingleses
contra los rusos, tuvo lugar la mítica carga de la Brigada Ligera.
En
un valle dominado por las alturas ocupadas por los rusos se desembocaba en una
formación enemiga de 12 cañones y escuadrones de caballería.
Por
un error tremendo en la transmisión de las órdenes se trataba de tomar los
cañones enemigos en las alturas a la izquierda y derecha y no precipitarse
hasta el fondo del valle. La
Brigada galopó hacia la muerte recibiendo el fuego por la
izquierda, por la derecha y por el frente.
Aún
así llegó al final del valle y desbordó a la artillería pero tuvo que
retroceder.
De
los 673 hombres, 113 cayeron muertos 134 heridos. Un 37 % de bajas.
Ese
pueblo admirable de Gran Bretaña que es una piña cuando se trata de su ejército, inmortalizó aquella carga
como si hubiese sido una victoria, en míticas estrofas.
El
Gurugú.
Siempre
presente en la historia de Melilla y ….. de España.
Con
su entorno oscuro, con su altura desmesurada tan cercano ala ciudad, vigilante
conocido y hosco, sombra perpetua y amenazadora.
A
las once de la mañana del día 27 de julio de 1909 cuatro batallones de
cazadores entraban en el Barranco del Lobo y desde las alturas eran masacrados.
Un
General, cinco Jefes, cuarenta Oficiales y setecientos Soldados. Un total de
1.248 bajas entre muertos y heridos.
Otra
vez, un ejército que abandona las alturas y se adentra en los valles batidos
por el enemigo.
13 de enero de 1958.
El
itinerario de oeste a este discurre por la pista paralela a la Saguía e Hamra, depresión
de un río inexistente que en las dos márgenes es dominada por alturas o
acantilados de tierra de veinte o treinta metros.
Al
llegar a las cercanías de Edchera y toparse con el enemigo (bandas
incontroladas), inicia un envolvimiento destacando una compañía.
Los
legionarios rebasaban la línea marcada en el avance, bajan al cauce y allí
reciben fuego desde las alturas.
Treinta
y siete muertos y cincuenta heridos. Una compañía aniquilada.
La
historia vuelve a repetirse.
En
Ifni las columnas que acudieron a rescatar los puestos sitiados corrieron
distinta suerte cuando además de avanzar por el fondo de los valles el grueso
de las fuerzas, los flancos se cubrieron a media ladera o montaña a un lado y
otro del avance.
Consolidación en el terreno.
Se
crearon centros, núcleos y posiciones apoyadas entre sí como una malla
infranqueable que protegiese Sidi Ifni.
Un
medio círculo de menos de 10
kilómetros de radio, el otro medio lo constituía el
Atlántico que fijó el territorio propio. Hubo una excepción en el despliegue
defensivo: El monte Buyarifen, atalaya
privilegiada al norte dominando la carretera de Sidi Ifni a Agadir, posible
canalización de futuras incursiones enemigas.
El
20 de Diciembre de 1957 en un avance con despliegue , de
Reglamento, se corona la cresta estableciéndose una guarnición permanente.
Esta
estuvo aislada durante toda la campaña, abastecida periódicamente
por convoyes, rememorando los históricos de la campaña de 1921 de Marruecos,
mas aquí a los transportes les precedía
siempre a la ida y regreso, un despliegue ofensivo formando una bolsa de
seguridad.
Aquí,
como en el resto de las posiciones, el Ejército aplicaba la Doctrina más reciente.
En
Ifni, las posiciones no estaban en las crestas visibles y batidas por todos los
costados. Las trincheras se situaban a contra
pendiente invisibles a los atacantes hasta que estos se asomaran a las
cimas.
Una
Unidad del territorio organizó la Intendencia por su cuenta. Contrató la totalidad
de la carga de un cuatrimotor en Tenerife de los que hacían el salto del
Atlántico. Cartones de tabaco rubio como única mercancía. El coste del
transporte encarecía la cajetilla en cincuenta céntimos.
Los
pilotos pensaban encontrar en el Aeropuerto de Sidi Ifni pistas asfaltadas.
Hallaron
un “porta-aviones” anclado en tierra y rodeado de obstáculos por todas partes.
Encanecieron al aterrizar.
Cuando
despegaron rozando las casas junto al aeropuerto de tierra y piedra el cabello
se les volvió blanco.
No
hubo otro cuatrimotor más que se atreviese a volver.
Armamento y materiales en campaña.
Ejército de Tierra
Bazooca
Mauser
92
Cetme
experimental
Morteros
de 81 y 120 mm .
Ametralladoras
2B alemana y Alfa española
Artillería
de Montaña 105/11 y 75/22
Aviación
Heinkel
He 111: bombardero medio.
Junkers
Ju 88: bombardero
Junkers
Ju 52: 3 motores, el venerable (modelo 1921)
Douglas
DC-3: transporte
Marina
Crucero
CANARIAS
Fin de la guerra.
El
21 de Abril de 1958 se dieron por terminadas las operaciones.
España
continuaría ocupando una pequeña parte del territorio abandonando
definitivamente todos los puestos y zocos del interior.
Ni
vencedores ni vencidos.
¿Llegarían
a 4.000 los componentes de los asaltantes de las llamadas bandas incontroladas?
Algún
día sabremos la verdad.
Como
los más de 800 heridos, desaparecidos y muertos españoles.
Hemos
dado unas breves pinceladas sobre Ifni.
Se
quedan en el tintero:
*Las
donaciones de España a los combatientes, el aguinaldo de la Navidad de 1957, de
turrones, la de conservas, embutidos, productos frescos, tabletas de todo tipo,
bebidas….que estuvieron repartiéndose durante seis meses y que aún quedaron en
Canarias. A aquel teniente, hoy general en Madrid, del viaje de bodas le
correspondió calcular el reparto, soldado por soldado, hasta la diezmilésima de
unidad.
*La
actuación de Carmen Sevilla, Elder Barber y el cómico Gila.
*Los
mandos y soldados de los batallones expedicionarios que fueron subidos en
camiones partiendo de sus campamentos en la Península con lo puesto
para embarcar en diversos puertos y aparecer ante la playa de Ifni.
*El
grupo de indígenas desplazados que corriendo por uno de los senderos fue
avistado por un médico zaragozano que observó cómo una mujer se rezagaba, se
sentaba un momento en el suelo, TENÍA UN HIJO y con él a cuestas se incorporaba
a los demás.
*El
Heinkel He 111, que se estrelló junto a la posición avanzada de Buyarifen
pereciendo todos sus tripulantes.
*El
Junkers Ju 52, destrozado al aterrizar en la barrancada anterior al aeropuerto
con una patrulla de paracaidistas.
*Las
columnas de socorro a los fuertes y zocos del interior en las primeras semanas
del conflicto.
*La
negativa de Estados Unidos a que España empleara su material porque se trataba
de un conflicto colonial. Hubo que echar mano de los aviones alemanes de la
guerra de España del 36.
Terminamos
como empezamos. Con el recuerdo de los mejores.
Con
la cruz y la bandera bajo cuyos retazos quedaron para siempre en una tierra hoy
extraña los que dieron su vida defendiendo la ciudad que les dijeron que era
tan española como Ávila, Cuenca o Zaragoza.
Bajas en la campaña en Ifni y Sahara.
Cincuenta
y seis años después todavía existen datos dispares. Nos quedamos, por ahora y
de varias fuentes que no coinciden, con:
*
199 muertos.
*
573 heridos.
*
80 desaparecidos.
En
total 852 bajas.
En
1969 España entregaba el territorio de Ifni a Marruecos.
Todo
ello para el día que se escriba la historia de esta guerra.
Invitación a los historiadores.
Una
llamada a los centros militares de enseñanza para que aunando esfuerzos e
investigaciones, un grupo de profesores y alumnos escriban definitivamente el
libro de La Guerra
de Ifni-Sahara.
Todos
los que estuvieron allí y cayeron se merecen esto.
A
pesar de los años transcurridos quedarán para siempre las lecciones militares
que pueden deducirse de las columnas de socorro, ni las primeras ni las últimas
en la historia, hacia los puestos, cada una de ellas diferentes en sus
actuaciones.
Sin
olvidar el Sahara, el combate de Edchera con su centenar de bajas.
Como
aquel inolvidable profesor Lucena nos decía: “De los grandes fracasos nacen las
grandes victorias”.