Por Diego Sánchez Cordero.
Soldado del Regimiento Soria
nº 9 durante la guerra de Ifni.
Previsiones para el año 2014.
Funeral,
por los años consumidos, fiesta por los que quedan. Aquellos murieron, estos se
resisten a dejar la vida. Aquellos, son realidad; estos, son un misterio. Vivir
un año más, para celebrarlo. Celebrar lo que ya se ha consumido. Y
así, felicitarnos por todo lo vivido.
Sin
tiempo para más oportunidades, sin fuerzas para más lucha, me dejo llevar por
la voracidad del reloj de la vida. Caminar sin retorno, aunque volviendo la
vista atrás para ver si me siguen los recuerdos. Miedo a que se borren los
archivos de la memoria, miedo a dejar de saber mi nombre, miedo a no reconocer
mi cara en el espejo.
Y
con la prisa de la incertidumbre del misterio, hago recuento de lo vivido, de
las cosas que pudieron ser y nunca fueron, de los sueños que quedaron solo
en eso, en sueños.
Son
ceniza, y de la ceniza no crece nada. Solo quedan sueños de viejos, que son los
sueños de desengaños del vencido. De historias inconclusas, de batallas
abandonadas antes de perderlas. Las que se cuentan como triunfos, aunque no
fuesen otra cosa que derrotas. Porque en el pulso de la vida, al final, siempre
somos vencidos. Y en el relevo generacional vendrán otros a recoger el testigo
que nosotros no tenemos fuerza para seguir enarbolando…
Y
vuelta a empezar, con nuevas maneras y nuevo ímpetu en la línea de salida.
Cometerán los mismos errores que nosotros cometimos, y el mundo seguirá girando
a su capricho y a la voluntad del destino que fija las reglas del juego de los
humanos.
La
vejez es el momento de la reflexión y de contar hazañas, es el
momento de ser abuelos para los nietos, y el ignorado para los jóvenes.
Soñar
no cuesta nada, yo sueño y me pregunto: ¿nos veremos aquí el año que viene?