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Relatos sueltos de La guerra de Ifni en 1957-58


Las navidades de 1957 no fueron malas del todo y resultaron casi divertidas para algunos, aunque no para aquellos que debían estar de guardia permanente. El espíritu militar de aquellos jóvenes estaba salpicado de anécdotas simpáticas con las intervenciones artísticas de algunos de nosotros.
Carmen Sevilla y Miguel Gila, entre otros artistas del momento, llegaron allí para actuar ante los paracaidistas y así alegrar un poco la Noche Buena de aquel año.

La insistencia del teniente Galera me obligó a hacer el curso de cabo y sin proponérmelo me encontré con el nombramiento de cabo segunda, interino. Pienso que gracias a este nombramiento y cuando después de ser herido ingresé en el Benemérito Cuerpo de Caballeros Mutilados por la Patria, mis siguientes ascensos no comenzaron desde soldado raso, ahorrándose un tiempo muy valioso para posteriores ascensos. Con el nombramiento de cabo de segunda y mis galones cosidos a la hombrera de mi uniforme de faena y a la bocamanga del traje de paseo, pude acceder al cargo de ayudante del maestro armero de la Iª Bandera paracaidista destacada en Ifni. Allí llegué a familiarizarme con armas cortas de todo tipo. Cuando las pistolas o los revólveres de los oficiales estaban recompuestas por el Maestro, yo era el encargado de hacer las prácticas de funcionamiento y tiro, y cuando llegaban armas desconocidas e inservibles, yo también me encargaba de desmontarlas para recuperar algún elemento que pudiese valer para los arreglos de otras armas. Para hacer las prácticas de tiro con las pistolas arregladas, me iba a una playa lejos del cuartel y allí disparaba cuantos cartuchos de diferentes calibres fueran necesarios. Me llevaba a dos de mis colegas como escoltas y vigilantes, en concreto a Guillermo Guajardo y a José Gascón, ya que aquello no era legal del todo, y así ellos también practicaban disparando en diferentes posturas a todo lo que nos proponíamos. Llegaron los nuevos fusiles de asalto Cetme y por aquello de ser el ayudante del Maestro armero, fui de los primeros paracaidistas, después de varios oficiales, en comprobar la eficacia de ese nuevo fusil de asalto de diseño y fabricación enteramente española muy bien aceptado en aquellos días por otros ejércitos del mundo. Al parecer, seguían funcionando a pesar de haberles metido adrede en polvo y barro.
 Anteriormente a este relato y en una acción de apoyo para la retirada de otras fuerzas españolas, intervine en un destacado hecho de guerra que quedaría expuesto en las páginas del libro “La Guerra Ignorada de Ifni”, escrita por el periodista Ramiro Santamaría. Sin embargo y como no era para tanto, ni mi compañero Vico ni yo fuimos condecorados por aquella acción. También en otro libro, esta vez sólo sobre los paracaidistas en Ifni, otro autor citaría ésta y otras situaciones en la que yo intervine. Este libro me le regaló mi hija Laura el año 1998. También conservo y para siempre, el libro sobre la instrucción paracaidista que me dieron al comienzo del curso en Alcantarilla. Tiene por título el de Manual de Paracaidismo y está fechado y editado en Alcantarilla en 1955.