jueves

Ensueño o realidad

 Muchas veces me acomete un mismo pensamiento o ensueño.

Sueño despierto, si en realidad sucedió una guerra en Ifni-Sahara en 1957/58, o solamente fue un mal recuerdo de mi juventud que al cabo de los años vuelve a mi mente como una pesadilla, noche tras noche, sin dejarme envejecer tranquilamente de camino al sepulcro.

 La guerra de Ifni-Sahara, ¿sucedió en realidad o resulta que es un ensueño que ha fabricado mi mente?.

Como son muy pocos los que la hacen puñetero caso, debe ser que la guerra de Ifni-Sahara no existió y que solamente fue un mal sueño, mío y de unos pocos más.
 En España, sucede que un porcentaje mínimo de españoles -solo unos diez mil-, han soñado alguna vez con que en nuestro país unos soldados combatieron contra el ejército marroquí en unas lejanas tierras africanas situadas frente a las islas Canarias. 
Soñaron, y sueñan todavía, que en esa guerra ignorada por todos, solamente ellos padecieron el olvido más denigrante y ofensivo.

Pero como al parecer sola fue un sueño, aquí paz y después gloria, que se dice. No tiene objeto que unos cuantos ancianos, medio locos, al parecer, pierdan su tiempo esperando que algún gobierno les venga a indemnizar por algo que no existió, o al menos,  reconocerles el beneficio de la duda de un recuerdo por unos hechos que están impresos en sus mentes.

Es mejor que terminen sus días jugando a la petanca, o a los naipes en el club de ancianos, ajenos al ensueño de unos tiempos remotos, donde según sus mentes perjudicadas por la edad, perdieron a sus compañeros de la mili en unos combates que nunca existieron.

 Según extraigo de un libro que me he agenciado “el ensueño es una demencia corta, y la demencia un ensueño largo”, luego si yo sigo con mi ensueño noche tras noche, es que ya estoy loco de remate.

Y eso debe resultar muy grave sobre todo para quien acceda a mi blog porque si lees lo que escribe un loco y te engancha, lo probable es que tú termines siendo más loco que él.
 Eso me pasó a mí un día de hace ya unos cuantos años. Yo vivía casi tan feliz, a mis cerca de setenta años, ajeno a que se conmemoraba por entonces el cincuenta aniversario de una supuesta guerra en Ifni-Sahara acaecida, al parecer, en 1957/58.
Por razones que no vienen al caso, yo me había dado de alta en Internet recientemente y por casualidad tropecé con un bulo en el que se conmemoraban unas fechas. De tanto leer a esos pobres locos, veteranos según ellos de la guerra de Ifni-Sahara, me contagié tanto de ellos que a partir de entonces, comenzaron mis ensueños. Ensueños que lo son, ¿o resultan ser reflejo de la realidad? 

 Una vez soñando, hasta llegué a creerme que la falta de mi pie derecho, se debía a que había pisado una mina de los moros en aquella ignorada guerra y que en el hospital de Ifni me le habían amputado. Bueno, pues a partir de ahí me monté un cacao mental con toda una historia que abarcaba cincuenta años de una vida soñada y por el caso que se hace desde los sucesivos Gobiernos españoles, ajena a mi vida real.

 En otro de los ensueños, me veía con el uniforme de paracaidista formado en el acuartelamiento y luego subiendo y bajando los cerros de un territorio desconocido, con un fusil viejo y con pocas balas, tratando de arrebatar a los moros las presas que habían hecho de personas civiles en aquellos parajes imposibles de describir.

 Otra vez, y cómo no en ese ensueño, me veía frente al cadáver de un niño de trece años que había conocido en el colegio, que de repente se convertía en un soldado de mi unidad y que por ir a recoger a otro compañero herido, le habían descerrajado un tiro uno de aquellos moros inexistentes en una inexistente guerra. 
 Y así continuaría en varias líneas más, describiendo mis ensueños tan distantes de la realidad. Pregunten ustedes a cualquier político español, de esos que tan ocupados están con los desvíos de capitales, si saben algo de la guerra de Ifni-Sahara. Seguro que les dirán que eso no les suena de nada.  

Si los estupendos políticos que nos gobiernan no aceptan la realidad, será porque todo esto es el ensueño de unos cuantos viejos locos. Que se jodan.

 Termino diciendo que para conseguir el objetivo supremo de sobrevivir, mi cerebro me engaña día y noche, creando ilusiones, o ensueños, que yo considero reales, pero que no son otra cosa que hábiles estrategias para vencer en la lucha por la vida……hasta que no quede nadie vivo de aquellos locos para contarlo; ni uno solo de los soñadores.

Después, pasado los años, quizá se les conceda un "respetuoso" minuto de silencio.