"El deber del soldado es más importante, más grave y excede a
los deberes que puedan tener los demás ciudadanos.- Ante el deber militar,
todas las garantías, todos los derechos, ceden.
Por grandes e imperiosas que sean las obligaciones del ciudadano no militar, ninguna le exige el sacrificio de su vida, ni le priva del derecho de defenderse y evitar el peligro, ni le pide que relegue al olvido, en circunstancias críticas, los sentimientos y afectos personales. El derecho natural está por encima de esas obligaciones y en tales casos es siempre respetado.
Pero el deber militar es más exigente; no basta cumplir con la obligación, hay que afrontar y buscar la muerte, sin que sea permitido, llevados del instinto de conservación, huir del peligro; el honor militar y la obediencia mandan que todo se olvide, que en los trances supremos en los que se lucha por la dignidad dela Patria , no nos acordemos de
nuestras esposas, ni de nuestras madres y olvidemos a los hijos, pedazos de
nuestro corazón; porque la
Patria es algo más que todo eso, y el cariño y a lo que a
ella debemos nos demanda más, mucho más, de lo que nos piden las puras afecciones de
la familia.
Guzmán el Bueno consintió el sacrificio de su hijo por defender la plaza porque tenía el sentimiento del deber militar.
(Ignoro por qué no se cita el caso del General Moscardó en la defensa del Alcázar de Toledo.)
Solo al soldado se le imponen abnegación y sacrificio tan grandes y excepcionales.
Pues los deberes militares del soldado son, como dice Lasalle, más imperiosos, en ciertos casos, que para los demás hombres, porque es el escogido por la ley, y escogido especialmente para la defensa dela Patria ,
del Estado y sus intereses, y de sus ciudadanos".
Por grandes e imperiosas que sean las obligaciones del ciudadano no militar, ninguna le exige el sacrificio de su vida, ni le priva del derecho de defenderse y evitar el peligro, ni le pide que relegue al olvido, en circunstancias críticas, los sentimientos y afectos personales. El derecho natural está por encima de esas obligaciones y en tales casos es siempre respetado.
Pero el deber militar es más exigente; no basta cumplir con la obligación, hay que afrontar y buscar la muerte, sin que sea permitido, llevados del instinto de conservación, huir del peligro; el honor militar y la obediencia mandan que todo se olvide, que en los trances supremos en los que se lucha por la dignidad de
Guzmán el Bueno consintió el sacrificio de su hijo por defender la plaza porque tenía el sentimiento del deber militar.
(Ignoro por qué no se cita el caso del General Moscardó en la defensa del Alcázar de Toledo.)
Solo al soldado se le imponen abnegación y sacrificio tan grandes y excepcionales.
Pues los deberes militares del soldado son, como dice Lasalle, más imperiosos, en ciertos casos, que para los demás hombres, porque es el escogido por la ley, y escogido especialmente para la defensa de