Por
Javier Algarra (Un artículo de 2014)
Flaco
favor nos hizo a todos Zapatero con su Ley de Memoria Histórica, pretendiendo
remover tumbas y símbolos de otros tiempos.
Es
lamentable que el PSOE, un partido con vocación de gobierno en una sociedad
democrática, decida unir sus votos a los de Bildu, Nafarroa Bai e Izquierda
Unida, para tratar de impedir una exposición en Pamplona, apoyando el argumento
de los batasunos de que el Ejército es una banda armada.
La
muestra, cuya inauguración está prevista para el próximo 23 de mayo, recoge la
historia del Regimiento de Cazadores de Montaña América 66. Creada por Carlos
III en 1764 para reforzar la guarnición del virreinato de Nueva España, esta
unidad expedicionaria inició su actividad en Veracruz (México), llegando a
entrar en combate a lo largo de su historia en más de cinco mil ocasiones, en
la guerra de la
Independencia , en las confrontaciones Carlistas y en la
campaña de África. En los últimos años, ha participado en numerosas misiones de
paz en Bosnia, Albania, Kosovo y Afganistán.
Merecedor
del título de Benemérito de la
Patria por su acción victoriosa en Manlleu en 1837 en la Primera Guerra
Carlista, el regimiento obtuvo a lo largo de su historia ocho Medallas
Militares y dos Cruces Laureadas de San Fernando colectivas, y pagó su tributo
de sangre combatiendo el terrorrismo en la frontera francesa siendo asesinado
el subteniente Francisco Casanova Vicente por la banda criminal ETA el 9 de
agosto de 2000 en Berriozar.
Los
socialistas argumentan que este fue uno de los regimientos en los que se apoyó
el general Mola en los inicios de la guerra civil y condenan que la exposición
se lleve a cabo en la Sala
de Armas y el Polvorín de la
Ciudadela de Pamplona, ante cuyos muros se llevaron a cabo
fusilamientos en la contienda. Sin contrastar las informaciones acerca de lo
que realmente ocurrió en esas ejecuciones en 1937, y sin considerar hasta qué
medida su postura es un claro triunfo para quienes apoyan el terrorismo, el PSN
ha unido sus votos a los de los batasunos para criminalizar a una unidad
militar que ha rendido un indiscutible servicio a España a lo largo de dos
siglos y medio.
Mediante
una campaña en internet, los partidarios de eliminar la presencia en nuestra
sociedad de las fuerzas armadas, han reunido miles de firmas para solicitar
ante el Defensor del Pueblo navarro la cancelación de la exposición. Otras
iniciativas se han apresurado a recabar rúbricas en contra, con el
convencimiento de que una victoria de los postulados batasunos supondría una
quiebra de la obligación de las instituciones, en este caso el Ayuntamiento
pamplonés, de mantener el compromiso de los ciudadanos con sus Cuerpos y
Fuerzas de Seguridad como garantes de la protección y la paz constitucional.
En
pleno siglo XXI, cuando nuestros Ejércitos han conformado una de nuestras
mejores embajadas internacionales para difundir la “marca España”, tal como han
demostrado dejando un imborrable recuerdo de gratitud en multitud de
territorios sacudidos por conflictos, es extemporáneo pretender unir la imagen
de nuestros soldados a algún episodio de un pasado ya lejano y que los
ciudadanos deseamos tener superado.
Flaco
favor nos hizo a todos Zapatero con su Ley de Memoria Histórica, pretendiendo
remover tumbas y símbolos de otros tiempos, cuando los españoles, ya en 1977,
habíamos decidido mirar hacia el futuro y cerrar las heridas anteriores.
No
es razonable reabrir una guerra del pasado, recuperar una división ya superada,
ni descargar sobre nuestros soldados responsabilidades de otros tiempos. Los
socialistas deberían apostar por la concordia y por el futuro.