Por Francisco Javier de la Uz Jiménez.
La
última guerra de África en la que combatieron nuestras Fuerzas Armadas,
fue la de Ifni-Sahara, desde noviembre de 1957 a febrero de 1958. Fue
una guerra breve, justa, dura, difícil y victoriosa.
Breve, porque se supo llegar en un corto espacio de tiempo, tres
meses, a imponer la paz.
Justa, porque
España pretendía defender lo que en derecho le pertenecía y, de hecho, tanto le
convenía.
Dura, porque hubo de realizarse en un terreno inhóspito, contra un
enemigo correoso, con un Ejército de Tierra mal dotado, con una Armada vieja y
una Aviación anticuada.
Difícil, porque, en su tiempo, una guerra colonial de este tipo
estaba condenada al fracaso. Eran aquellos años cincuenta en que la poderosa
Francia y la poderosa Inglaterra perdían sus inmensos imperios coloniales.
Victoriosa, porque España supo imponer, contra viento y
marea, contra el llamado «viento de la historia» y contra la marea de la
presión internacional, su paz.
El
territorio de Ifni fue cedido a España a perpetuidad por el sultán de
Marruecos Mohammed IV por el Tratado de Wad-Ras, fue firmado
en Tetuán el 26 de abril de 1860.
Tras obtener en 1956 la independencia, Marruecos empezó a
expresar su interés por descolonizar las posesiones españolas, fundadas en los
proclamados vínculos históricos y geográficos de dichos territorios
con Marruecos. El sultán marroquí, Mohammed V, alentó los
esfuerzos para reclamar las posesiones españolas y personalmente financió a los
conspiradores anti-españoles en Ifni.
La Guerra de Ifni, enfrentó
a
fuerzas españolas con marroquíes en la pretensión
por parte de estas últimas de controlar el territorio
de Ifni y Villa
Bens/Tarfaya, por entonces bajo administración española como parte
de sus posesiones en el Sáhara Occidental al norte de
África, entre noviembre de 1957 y febrero de 1958 y
que culminó con el
abortado asedio de la ciudad
de Sidi Ifni.
Diez
años después el Gobierno de España, en
acuerdo de 12 de Octubre de 1968 otorgaría la retrocesión
de Ifni a Marruecos. La Bandera española se arrió
de Sidi Ifni el 30 de Junio de 1969.
La
guerra fue dirigida fundamentalmente por elementos del Ejército de
Liberación Marroquí, la antigua fuerza de liberación que luchó por la
independencia contra los franceses, liderados por el dirigente
del Istiqlal, Ben Hammú. Una vez obtenida la independencia, mientras que
aproximadamente la mitad de los miembros del
ejército de liberación se constituían en el Ejército Real Marroquí, el
resto se dirigió al sur a conquistar
las posesiones españolas en el norte
de África. Los grupos armados marroquíes operaban por todo
el territorio del Sahara.
Las Bandas
Armadas del llamado Ejército de Liberación contribuyeron
eficazmente a la independencia de Marruecos, especialmente en la zona del
protectorado francés. Una vez declarada la independencia y establecida la competencia
de las Fuerzas Reales Marroquíes, las bandas armadas iniciaron su
desplazamiento a la región sur del país.
El
10 de Agosto se produjo la primera agresión a una fuerza armada española. El
antiguo puesto fronterizo marroquí de Tiguisit-Igurramen, situado en
nuestro territorio, aparecía desde días antes ocupado por un contingente de 80 a 100 hombres
del Ejército de Liberación. Una patulla española, cuya misión era
reparar una línea telefónica cortada, recibió fuego de fusilería al pasar por
las proximidades del puesto marroquí. Se repelió con fuego al enemigo y se
retiró la fuerza.
El
24 de Agosto se acusa ya la existencia de una importante masa de 800 hombres
entre el Aaiún del Draa y Eglimin, o lo que es igual, entre el enclave de Ifni y
el río Draa, frontera entre Marruecos y la zona sur de nuestro
protectorado.
Mientras tanto, las tropas marroquíes se agruparon en las inmediaciones
de Ifni. El 23 de Octubre, dos pueblos en los alrededores
de Sidi Ifni, Goulimine y Bou Izarguen, fueron
ocupados por 1.500 soldados marroquíes (muyahidín). El cerco había
comenzado.
Debido
a los acontecimientos, las autoridades españolas deciden enviar por vía
aérea desde Melilla, entre los días 5 y 11 de Noviembre,
la II Bandera de la Legión a Villa
Ben, transportada por aviones T-3 (Douglas). La VI Bandera,
había sido transportada desde esta ciudad por mar a bordo del Crucero
“Canarias” y del Destructor “Méndez Núñez” a Las Palmas de
Gran Canaria y posteriormente en avión y por los mismos medios, desde
la Base
de Gando, llega entre el 7 y el 11 a El Aaiún; donde ya se
encontraba la XIII Bandera. Quedando desplegada la quinta Unidad
Legionaria en Villa Cisneros con la IV
Bandera. También se desplazaron a Ifni la II Bandera
Paracaidista y dos Compañías del Regimiento de Infantería de
Fuerteventura.
Tras
una serie de incidentes en los meses previos, la Guerra de
Ifni-Sáhara comenzó el 23 de noviembre de 1957, cuando
el Ejército de Liberación atacó de forma coordinada el polvorín
de Sidi Ifni y las posiciones defensivas españolas.
El
20 de noviembre, los servicios de inteligencia españoles
en Ifni supieron que los indígenas de la zona de
Hameiduch, al norte del territorio, hacía tiempo que se dirigían al Zoco
el Jemis, en Marruecos, donde se les entregaban armas y se les
organizaba en escuadras y pelotones. También se sabía que 1.500 hombres de
las BAL, a las órdenes de Ben Hammú, habían salido de sus
campamentos habituales con destino desconocido; así que los ataques
de los marroquíes, eran inminentes.
Gracias
a esto y a otras informaciones, tales como una de origen francés, en la que se
sabía tenían como objetivos el campo de aviación y el Bu Laalam que
domina de cerca la población, no hubo sorpresas.
A las cuatro de la mañana del día 23 de Noviembre de
1957, quedaron cortadas todas las líneas telefónicas con los puestos
avanzados en la frontera. Se intentó el enlace radio con los puestos
en los que se contaba con ella. Uno a uno fueron saliendo. Había inquietud en
todos, pero la única novedad era el corte de la comunicación telefónica. Se
esperaba algo. No estaba claro dónde ni cómo sería el estallido.
A
las 5,30 horas de la mañana se resolvió la incógnita. La tormenta estalló sobre
el mismo Sidi Ifni. El enemigo infiltrado, intentaba alcanzar el depósito
de municiones. Un escucha, al ver las sombras dio el alto. Las sombras
siguieron y el muchacho disparó su arma. Un grupo de indígenas inició el fuego
mientras otros corrían hacía el objetivo. La guardia del Depósito hizo fuego
con sus viejos Máuser repeliendo la agresión junto con un Retén que
se unió a ella. Los asaltantes se quedaron sorprendidos y tras un fuerte
tiroteo, fueron desapareciendo de la vista y siguió la pelea por el fuego,
desde lejos.
Aunque
el asalto a la capital fue repelido con éxito, varias posiciones cayeron en
manos del enemigo, mientras que otras, como las de Telata y
Tiliuin, fueron sometidas a un duro asedio.
Quizá la situación más grave era el caso del Zoco
de Telata de Sbuía, en el Sur. Era un nudo de comunicaciones importante
situado en una gran hondonada, rodeado de montañas, no muy altas, pero sí muy
quebradas. Había en él una importante guarnición, constituida por la Plana
Mayor de la 3ª Compañía del Grupo de Policía de Ifni y la 12ª
Compañía de Fusiles del III Tabor, más una Sección de
ametralladoras de Tiradores de Ifni y un destacamento de
transmisiones. Con un conjunto de no menos de 130 hombres, entre los
que casi un 40 por ciento eran indígenas.
A
las 06.30 de la madrugada del 23 de noviembre de 1957, varios grupos
del Ejército de Liberación Marroquí atacan el puesto
de Telata, con intenso fuego de fusilería, ametralladoras y morteros.
El ataque había sido muy duro desde el primer momento. Y no sólo por el fuego,
sino que hubo un asalto a la posición y un furioso combate dentro de ella.
Arrebataron los asaltantes un fusil ametrallador, pero el Sargento
Salomón, don Salomón Díaz Andrés, Sargento de Infantería, se lo arrebató
de las manos a bombazos, resultando gravemente herido en una pierna. El jefe de
la Sección
de Policía Indígena, Brigada de Caballería Luis Gutiérrez Nalda, resultó
también gravísimamente herido al repeler al enemigo, obligando a éste a
abandonar la posición.
La gravedad de las heridas de estos hombres ejemplares aconsejó su evacuación
inmediata. Sólo una intervención quirúrgica podía salvarles la vida. No se
dudó. Se organizó lo más rápidamente que fue posible un Destacamento de
Socorro, compuesto por una Sección de la II Bandera Paracaidista, al mando
del Teniente Ortiz de Zárate, reforzada con un pelotón de
ametralladoras y un equipo de destrucciones y transmisiones, cuyo
cometido era llevar a Telata una ambulancia con un
Oficial médico y un Brigada practicante. La salida se produjo a
las cuatro de la tarde desde un Sidi Ifni cercado por el enemigo.
Parece que el Teniente Ortiz de Zárate, hombre de excelente temple militar
y moral, dijo a sus hombres en este momento una frase breve, a manera de
arenga: “A Telata o al Cielo." Era la aceptación del sacrificio
por un soldado ejemplar. Aunque la distancia no es grande, 35 km , la marcha no pudo ser
rápida. El enemigo, dueño del campo, hostilizó a la pequeña columna, tratando
de detenerla, sin conseguirlo.
El día 24 de noviembre la situación empeora. En Telata los heridos
siguen muy graves. La Sección
del Teniente Ortiz de Zárate avanza muy lentamente por la pista que
unía Sidi Ifni y Tiliuin (los camiones no podían ir campo a
través, dado lo abrupto del terreno ifneño), puesto que los irregulares
marroquíes habían interpuesto piedras en el camino. A esto había que añadir las
frecuentes emboscadas realizadas por los marroquíes que, al día siguiente,
causaron varias bajas, forzando a la expedición a abandonar los camiones y
salir de la pista por la que transitaban. A pesar de ello, ha sido vista
por la aviación avanzando hacía el puesto, con grandes dificultades, totalmente
rodeada de enemigos y con víveres y agua en cantidad tan limitada que exigen el
abastecimiento por vía aérea.
A partir de este momento, se les provee de víveres y agua por avión. Pero
el enemigo no cesa en su ataque. El día 26 muere el Teniente Ortiz de
Zárate. El Sargento Moncadas toma el mando. Al final, cuando son rescatados,
el balance de bajas es de cinco muertos y catorce heridos graves. Se concede al
Teniente y al Sargento la Medalla Militar Individual.
En
los otros puestos grandes sigue la resistencia. La situación más delicada,
incluida la de la Telata con sus muertos y heridos graves desde el
primer día, era la de los Puestos más alejados: al Norte, Tabelcut, Bifurna y
Hameiduch; al Sur: Tiliuín.
Tiliuín en el Sur, a muy escasos kilómetros de Egleimín, uno de los
centros de organización de las Bandas Armadas de Liberación en
territorio marroquí, parecía el más peligroso de todos los Puestos. La
guarnición había sido bombardeada desde el primer día con morteros. En un
intento de ocupación del puesto a la fuerza, el enemigo había llegado al botiquín.
Componían la guarnición de Tiliuín una Sección de
la Policía y otra de Tiradores de Ifni, unos 60 hombres, de los
que una tercera parte eran indígenas.
A
parte de estas acciones en el interior del territorio, la Fuerza
Aérea española intensificó sus servicios de transporte, con los
cinco Junkers Ju-52 que tenían en Sidi Ifni. El día 25
saltaban en paracaídas 75 paracaidistas (15 de cada avión) de
la II Bandera, sobre el puesto avanzado de Tiliuin, en tanto que
un sexto lanzaba armas y suministros. Estas fuerzas también quedaron cercadas
en el poblado.
El
ataque general del 23 de noviembre tuvo un éxito limitado a la ocupación de los
puestos aislados de Policía y de los puestos de importancia del
Norte. Sidi Ifni, objetivo principal, había repelido con dureza el ataque.
El
día 26 de noviembre quedan algunos puestos, entre
ellos, Telata y Tiliuín. Tealta había sufrido el mayor
número de bajas, veintidós, pero también era, después de Tigsa, el
puesto de guarnición más numerosa.
El caso de Tiliuín era el más comprometido, sus bajas superaban
ya el diez por ciento de sus efectivos y los ataques
arreciaban en el puesto fronterizo del Sur.
Según
el Diario de Operaciones del Grupo de Tiradores de Ifni, el comentario del
Gobernador General del África Occidental español, General Gómez
Zamalloa, en un resumen de la situación del día 26 de noviembre es claro:
“Tiliuín. Situación gravísima. No me extraña se perdiese. Actuación este puesto
es verdaderamente heroica”. En lo que se refiere al Teniente Ortiz de
Zárate dice: “Sección Bandera Paracaidista apareció cerca de Telata.
Los hemos reconocido vía aérea. Teniente fenómeno. Continúa combatiendo”
La
nueva orden del Estado Mayor Central, fue recibida en la madrugada
del día 29 de noviembre, en ella se dispone la liberación de los puestos
cercados, aunque imponiendo una serie de condiciones imperativas. La primera y
más importante, es que no se haga nada hasta que los refuerzos
llegados “aseguren por completo la defensa y mantenimiento de Sidi
Ifni”.
El
día 30 termina de llegar a Sidi Ifni la VI Bandera de
la Legión, se incorpora una Compañía de Infantería de Marina,
desembarca un Batallón expedicionario, el del
Regimiento de Infantería Soria nº 9 y toman tierra los
primeros elementos del Batallón de Pavía nº 19. Se inicia
el periodo de la recuperación de los efectivos militares y personal civil
aislado en los puestos del interior.
Se
dispone, como elementos de maniobra, de las dos Banderas de
Paracaidistas, la VI Bandera de La Legión , uno de los Tabores de Tiradores, el
IV, y dos Compañías del Regimiento Infantería núm.
9. Se propone el Gobernador General con esta fuerza, realmente importante
ante los efectivos que pudiera reunir enemigo, liberar en una sola operación a
los puestos de Telata. Tilliuín y Mesti.
El día 3 por la tarde alcanzaron la zona del Vértice Agri, donde liberaron a la Sección de paracaidistas y, poco después, Telata. Tiliuin fue alcanzado, por tierra, el día 4 y evacuado inmediatamente, replegándose la agrupación el 5, primero sobre Telata y después sobre Biugta, con la protección, a partir de Anamer, de la 1ª Bandera de Paracaidistas, que había acudido desde Biugta. Las fuerzas españolas se replegaron entonces hacia Sidi Ifni, tras desmantelar las instalaciones de Telata y Tiliuin para evitar que pudieran ser utilizadas por el Ejército de Liberación.
El
resultado en conjunto fue muy positivo. Lo que el Mando se había
propuesto se había conseguido, a pesar a las adversas circunstancias
atmosféricas y a pesar del enemigo. Las guarniciones fueron rescatadas en su
totalidad, junto con el personal civil que se encontraba en los
puestos, sin que para ello hubiera que librar grandes combates. Este hecho cambió
considerablemente el aspecto del conflicto.
Sidi
Ifni, abastecida logísticamente desde el mar por buques de la Armada
española y protegida por una línea de posiciones defensivas, establecidas
a lo largo de un perímetro de 27 kilómetros y a 8-10 Km . del centro de la
ciudad, que para el 9 de diciembre albergaba unos 7.800 defensores, Sidi
Ifni resultó inexpugnable. Debido a la orden del EMC en un telegrama
al Gobernador General, “Esta línea se defendería a ultranza”.
Parece
ser que Ifni podía ser atacado por fuerzas procedentes del Norte, con
conocimiento y ayuda – o sin ellos – del Gobierno marroquí. También podía ser
atacado, quizá simultáneamente, por las bandas concentradas en la
región norte del Sahara, abandonada por orden superior y que parecía ser centro
de movilización de estos contingentes en el Sur. La
carretera Agadir- Mirleit – Tabelcut –Sidi Ifni podía ser el eje de
avance de las partidas del Norte.
La defensa, para ser eficaz, tiene que tener un carácter activo. Las fuerzas de
tierra de Sidi Ifni no podían activar esta defensa hasta que el
enemigo no llegara a estar al alcance de sus armas, hasta que alcanzase la
posición defensiva. Sin embargo, la Armada y el Ejército del
Aire podían llegar con su amenaza o su acción a las zonas en que se
incubaba el peligro o a aquéllas que podían ser camino para llegar a Sidi
Ifni.
Ambas se pusieron en práctica.
Los
aviones recibieron órdenes de atacar Tantán, de «bombardear
masivamente Tantán". Los buques la de hacerse ver entre Sidi
Ifni y Mirleit y, caso de que vea objetivo conveniente, batirle
por el fuego.
Por otra parte, la actividad de las Banderas Paracaidistas españolas
fue determinante en la defensa de Ifni. Por primera vez en la historia
militar de España se lleva a cabo el empleo táctico de tropas
paracaidistas en acción de guerra; para las Fuerzas
Paracaidistas este fue su “bautismo de fuego”.
El
asedio, que duró hasta junio de 1958, transcurrió sin grandes incidentes y
relativamente sin derramamiento de sangre, ya que las fuerzas españolas y
marroquíes concentraron sus recursos en los escenarios del Sahara español.
En enero de 1958, Marruecos redobló su dedicación a la campaña
contra España, reorganizando todas las unidades militares en territorio
español, como el Ejército de Liberación Saharaui. Mientras tanto,
la IX Bandera de la
Legión es enviada al Sahara español a reforzar las
tropas allí estacionadas.
Para
completar los planes trazados desde Madrid, y antes de iniciar la colaboración
plena con los franceses, parecía conveniente hacer una
comprobación que confirmara el grado razonable el concepto de
despliegue enemigo y para ello se realizó el último reconocimiento armado.
Le corresponde esta dura misión a la XIII Bandera de la Legión , bajo las órdenes de
su Comandante, Ricardo Rivas Nadal. Con ella había de actuar la 2ª
Compañía de la VI
Bandera , un destacamento del Grupo de Policía Indígena
nº 3, una Sección de Automovilismo expedicionaria y dos
vehículos de Transmisiones de la Compañía expedicionaria del Regimiento de
Transmisiones de el Pardo.
A
primera hora de la mañana del 13 de Enero de 1958 sale
de El Aaiún la XIII Bandera y las unidades de
refuerzo, atravesando la Saguia en dirección Sur – Norte. Lleva en
vanguardia, en misión de seguridad de la columna, a la 2ª Compañía,
mandada por el Capitán Jáuregui.
A
las 10,15 horas, en las proximidades de Edchera, a unos veintiocho
kilómetros de El Aaiún, la vanguardia recibe fuego enemigo
procedente de la Saguia. El Capitán ordena a su Compañía atacar a la
resistencia aparecida. Conforme avanza contra el enemigo, recibe un fuego cada
vez más intenso, bien dirigido, que le produce abundantes bajas. Una vez
establecida la base de fuegos, la Bandera inicia el ataque a la
resistencia enemiga.
Los
sangrientos ataques continuaron hasta la caída de la noche, cuando las fuerzas
marroquíes, demasiado desperdigadas y sin hombres suficientes para continuar el
ataque, se desvanecieron en la oscuridad.
Al
amanecer puso al descubierto la magnitud de las pérdidas. Muerto
el Capitán Jáuregui, muertos los Tenientes Gómez
Vizcaíno y Martín Gamborino.
Muertos
el Brigada Fadrique Castramonte y
el Legionario Maderal Oleaga pertenecientes a la XIII
Bandera, se les concede la Laureada de San Fernando.
El número total de bajas entre los días 13 y 14 es de ciento doce. De
ellos 64 heridos y 48 muertos. Pertenecientes a la XIII
Bandera, Transmisiones, VI Bandera, Grupo de Policía
Indígena y dos conductores de Automovilismo.
El 19 de febrero de 1958 la destrucción del enemigo en la zona de la Sguia
el Hamra era un hecho. Por lo tanto, lo que las operaciones en
la Saguia el Hamra habían demostrado era la posibilidad de volver a
ocupar todo el Sahara español sin especiales problemas.
Quedaban
en el sur de este extenso territorio algunos núcleos de las Bandas
Armadas en actitud rebelde. Tenían a su favor, como siempre, su facilidad
de ocultación y su conocimiento del medio ambiente. En contra, tenían la
escasez de sus efectivos, la actitud de la población y su incomunicación
con Marruecos.
En
febrero de este año, tropas franco-españolas lanzaron una importante
ofensiva que desmanteló con éxito al Ejército de Liberación Sahariano. La
maniobra concebida era que los españoles y los franceses cooperaran en la
acción desde sus respectivas posiciones, asignando a los primeros la zona
ocupada por el enemigo con mayores efectivos.
Se crearon, cuatro Agrupaciones de combate, dos españolas y dos
francesas. El ejército español, avanzando desde El Aaiún y Villa
Cisneros (Operación Teide), junto a tropas francesas que operaban
desde Fort Gouraud y de Port Etienne (Operación Ecouvillón),
atacaron contundentemente a los marroquíes el 24 de febrero, destruyendo las
concentraciones del Ejército de Liberación Sahariano entre Bir
Nazaran y Auserd. Por primera vez, el poder aéreo masivamente
superior de los europeos fue aplicado, ya que Francia y España desplegaron una
escuadra de 130 aviones.
Los
carros de combate M –24 desembarcaron en Villa Bens de las
barcazas K -2. El apoyo de la Armada fue condición necesaria de la acción
terrestre. Diez había en la División de Caballería y los diez fueron
al Sahara y resultaron útiles por su acertado empleo.
Ambas Agrupaciones españolas, el día 21 alcanzan sus puntos de destino
iníciales. Los de El Aaiún, Bit Nazaran, por la tarde; los de El
Aargub, Auserd, a medio día. El día 22 por la tarde,
la Agrupación que partió de El Aargub se dirigió a la zona
de Agracha, cerca de Sebja de Tennuaca, donde de esperaba
encontrar resistencia. No tardó, en efecto el enemigo en presentarse a la cita.
El
día 23 de febrero, el Batallón de Cabrerizas perteneciente a esta
Agrupación, abordó muy de mañana la posición enemiga. El combate fue duro desde
el primer momento. El enemigo, encerrado irremisiblemente entre las dos
agrupaciones españolas y las dos francesas, sin ninguna posibilidad de escape,
se defendió con tenacidad. Los de Cabrerizas atacaron con dureza legionaria.
Fue un combate a muerte entre dos adversarios bien adiestrados y dispuestos a
llevar hasta sus últimas consecuencias la lucha. Una lucha sin frentes ni
retaguardia, en la que el fuego de las armas aparecía y desaparecía como por
arte de magia. Una lucha en la que nadie podía estar seguro en ninguna parte.
La noche vino a poner un obligado descanso. Las unidades se reagruparon. Vino
el recuento de bajas. El doloroso recuento. Habíamos tenido diecinueve heridos.
La
pretendida «limpieza» del sur del Sahara estaba costando más trabajo
y sangre de lo que se había pensado. El enemigo, acorralado, estaba dando una
prueba de fortaleza inesperada. Parecía lógico que con el nuevo día la
resistencia desapareciera.
No
fue así. El 24 estaba previsto perseguir al enemigo. Se esperaba, una vez más,
que escapara, que se esfumara, como se esfumó en la Saguia. Pero el
enemigo, el poco enemigo que quedaba, vendió cara su piel. Las tierras altas al
oeste de la Sebja de Tennuaca fueron nuevamente testigos de una dura
lucha, aún más dura que la del día anterior. Era imposible en aquellos cerros
rocosos hacer sentir los efectos del superior armamento español. De nada servía
la Aviación
donde los hombres se escondían en las grietas de las rocas, en los escarpados
calizos cortados a pico, en la sombra obscura de las acacias y de las talhas.
El
tributo de sangre de los bravos hombres de Cabrerizas fue aún mayor.
Un total de siete heridos y cinco muertos. Y esta fue,
prácticamente, la última sangre que se derramó por España en combate abierto
con un enemigo exterior.
Terminada
la acción, las agrupaciones francesas se retiraron de nuestro territorio. Una
de ellas por tierra, hacia Fort Gouraud, y la otra por mar, embarcando
en Villa Cisneros.
Formación
en línea de loa ametralladoras-cañón, compradas en Francia de
segunda mano, para el Grupo de Escuadrones de Santiago. Material
viejo que dio un excelente resultado tratado por manos expertas.
Una de las dos Agrupaciones todavía prosiguió las operaciones de limpieza,
mientras que la fuerza procedente de El Aaiún se mantuvo en su mayor parte
en la región de Bir Nzarán-El Aar ub, pasando a formar parte
del IV Tercio de La Legión , Alejandro
Farnesio, de guarnición en Villa Cisneros.
El
1 de Abril se firman los acuerdos de Angra de Cintra entre los
Gobiernos español, y marroquí. Por este acuerdo se entregaba a
Marruecos Cabo Yuby, entre el río Draa y el paralelo 27º
40´, excluyéndose Sidi Ifni y el resto del Sahara
español.
A
pesar de ello, España acabaría entregando también Ifni once años
después, en cumplimiento de la
Resolución 2072 de la Asamblea General
de las Naciones Unidas, aprobada en 1965. Esta resolución se refería también
a Saguia el Hamra y Río de Oro, agrupadas entonces con el nombre
de Sáhara Español, pero el abandono de esta provincia no se produjo hasta
1975, tras la Marcha Verde.