Disparar sin encarar, es un artículo del Brigada D. Enrique López Madrón publicado en la Revista Ejército.
Pudimos ver en el Boletín Tierra
de diciembre de 2010 un reportaje sobre «El Combatiente del Futuro». Entre el
equipamiento del soldado me llamó la atención el complejo sistema acoplado al
arma para poder disparar sin encarar ésta y por lo tanto disparar sin estar
expuesto a que el enemigo nos alcance con sus disparos.
Para disparar desde la trinchera propia sin exponerse, existieron escudos de acero en los parapetos, que disponían de una aspillera desde la que disparar sin peligro. Pero estos escudos eran parte del parapeto en la mayoría de los casos y moverlos para recolocarlos era molesto e imprescindible, pues en cuanto eran detectados se convertían en punto de atracción del fuego enemigo.
Era preciso un elemento más flexible y acoplar un periscopio de trinchera a un fusil era lo más sencillo.
Sin embargo, disparar en desenfilada no fue una novedad enla Primera Guerra
Mundial.
En todas las guerras anteriores, disparar al enemigo sin asomar la cabeza por encima del parapeto era una necesidad evidente.
Muchos años antes ya se habían ideado aparatos, más o menos sofisticados, para abrir fuego sin exponerse a recibir un tiro del enemigo en la cabeza, pero la guerra de posiciones durante esta guerra mundial y la magnitud de los ejércitos enfrentados hicieron proliferar este tipo de artilugios.
Pinchar aquí para leer todo el artículo:
Para disparar desde la trinchera propia sin exponerse, existieron escudos de acero en los parapetos, que disponían de una aspillera desde la que disparar sin peligro. Pero estos escudos eran parte del parapeto en la mayoría de los casos y moverlos para recolocarlos era molesto e imprescindible, pues en cuanto eran detectados se convertían en punto de atracción del fuego enemigo.
Era preciso un elemento más flexible y acoplar un periscopio de trinchera a un fusil era lo más sencillo.
Sin embargo, disparar en desenfilada no fue una novedad en
En todas las guerras anteriores, disparar al enemigo sin asomar la cabeza por encima del parapeto era una necesidad evidente.
Muchos años antes ya se habían ideado aparatos, más o menos sofisticados, para abrir fuego sin exponerse a recibir un tiro del enemigo en la cabeza, pero la guerra de posiciones durante esta guerra mundial y la magnitud de los ejércitos enfrentados hicieron proliferar este tipo de artilugios.
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