sábado

Riesgo de atentado


En el apartado de reflexiones de este blog, quiero hoy incluir un tema de actualidad. 

No se trata de crear alarmismos estériles pero el ministerio del Interior del Gobierno Rajoy ha hecho bien al advertir del riesgo en España de un atentado perpetrado por agentes del terrorismo islámico.
Nuestra nación está claramente bajo el punto de mira del Estado Islámico y de su Califato avasallador. No sería la primera vez que se consumara una amenaza terrorista de ese género porque España padeció el 11 de marzo del año 2004 uno de los más atroces atentados de nuestra Historia.
Cuando un italiano se asombra en la contemplación del acueducto de Segovia o del teatro de Mérida, no experimenta deseos de reivindicación. Cuando no todos pero sí muchos árabes se recrean ante la Alhambra de Granada, el Alcázar de Sevilla, la Aljafería de Zaragoza, la Mezquita de Córdoba, la ciudad de Medina Azahara, el castillo de Gormaz, los baños de Toledo, Baza o Palma de Mallorca, la Alcazaba de Almería, la Torre del Oro o la Giralda, se sienten dominados por la nostalgia y anhelan la recuperación de las maravillas perdidas.
Aunque los cristianos reaccionaron desde el principio -Pelayo y Covadonga- frente a la invasión e iniciaron la Reconquista, no hablamos de una fugaz pirueta histórica. Los árabes estuvieron en el dominio de gran parte de nuestra nación entre los años 711 y 1492, es decir, cerca de ochos siglos sobre todo en Andalucía, al-Ándalus en árabe clásico, que forma parte hoy de la reivindicación de un sector del mundo islámico, encabezado por el Califato que decapita a periodistas, soldados y sacerdotes, que dinamita los vestigios arquitectónicos de las ciudades históricas de Oriente Medio, que fragmenta esculturas milenarias, que comete atentados en las grandes naciones europeas, que lo devasta todo.
La opinión pública española debe estar advertida de que en cualquier momento nos podemos estremecer ante una acción terrorista en un avión comercial, un crucero vacacional, un tren de alta velocidad, un metro abarrotado, un estadio multitudinario, una plaza de toros o una avenida pública.


No estamos ante una especulación utópica ni con los pies fuera de la realidad. Las Fuerzas de Seguridad españolas han rendido el gran servicio al pueblo de detener a terroristas que preparaban atroces atentados en España al servicio de la ideología del Estado Islámico, de ese nuevo Califato que condensa las ambiciones desmesuradas de un sector del mundo musulmán.
La relación entre algunos grupos de la extrema izquierda española y los activistas islámicos podría provocar la incidencia del atentado en fecha significativa y de alcance político. Los servicios de inteligencia españoles, tan certeramente dirigidos por Félix Sanz, están haciendo todo lo posible y casi lo imposible por detectar lo que se nos viene encima y cercenarlo a tiempo. Pero ni siquiera la primera potencia del mundo, con su Cia y su Pentágono, con su torrente de dólares y su abigarrada seguridad, puede evitar un atentado. Por eso es necesario alertar a la ciudadanía del riesgo en el que nos encontramos. Parece claro que el Estado Islámico prepara un acto terrorista en España y que es necesario abortarlo o, si se llegara a producir, que no altere la convivencia democrática de la vida española.


Luis María Anson 
de la Real Academia Española