Hace unos cuantos años ya, me extrañé yo de que algunas
personas se quejaran al enterarse de que a partir de una determinada fecha,
informarse por teléfono del estado de las carreteras, ya no sería gratis.
Sintiéndome bastante escéptico en cuestiones económicas,
declaro abiertamente que nada es gratis.
En un mundo de dinámica economía y al igual que sucede en Física, a toda acción
se opone una reacción. Los gastos, por pequeños que parezcan, se tienen que
cubrir con ingresos, y si después se encuentran ganancias, pues mucho mejor.
Sin entrar en la guerra de cifras de cualquier cuestión, decía en su momento
que si alguien gastaba teléfono gratis es porque alguien lo pagaba de forma
indirecta, aunque jamás utilizase el teléfono para nada, lo cual en estos días
es casi imposible. Las “mermas” en los establecimientos, así como las demoras
de los “morosos”, las pagamos entre todos con sobreprecios. Los gastos de luz,
teléfono o agua que no pagamos directamente, de una manera u otra los pagamos.
Hasta el dejarse una luz encendida en el servicio de cualquier bar, lo pagamos.
Si los que están exentos del pago de medicamentos los malgastan, hay que
decirles que alguien paga sus caprichos.
Me contaba un amigo doctor que ha observado como muchos
enfermos crónicos tienen un verdadero arsenal de medicamentos sólo por la
ignorancia de pedirlos porque sí.
Rebajar los tiempos de trabajo semanales está muy bien
para disponer de tiempo libre, pero tendrá que ser a costa de mejorar los
rendimientos, cuestión de la que hace años yo sabía un montón.
Los libros de texto “gratis”, los pagaremos entre todos.
Las fiestas para que unos se lo pasen muy bien, las pagamos entre todos y
además nos quedamos sin otras prestaciones quizá más necesarias.
En Bolsa la gente
se queja.; para que unos ganen otros han de perder, o viceversa. Cada cual
debería tener la capacidad mental de asumir que ni tomar el sol y el aire es
gratis. En algunas playas levantinas te cobran hasta por respirar. Viendo las
fotografías tomadas por El Faro en las playas del Mar Menor el domingo del
puente de San José, cualquiera se da
cuenta de que relajarse tomando
el sol (para el baño aún era pronto) y el aire, resulta mucho más barato pero
tampoco es que resulte totalmente gratis, que viajar y hacerse cientos de kilómetros.